Los expertos peruanos llaman "El Niño costero" al fenómeno, según el Comité Multisectorial para el estudio del Fenómeno de El Niño (ENFEN). El presente articulo fue publicado en setiembre del 2006 y a la fecha 2019 su esquema e interrogantes aún están vigente.
¿Estamos
Preparados? Durante un fenómeno de El Niño, aumenta la temperatura del agua en
toda la franja ecuatorial del océano Pacífico, hasta la costa norte de Estados
Unidos, y los efectos se sienten en todo el mundo: lluvias monzónicas débiles
en India, inviernos más fríos en Europa, tifones en Asia y sequías en Indonesia
y Australia, entre otras calamidades. Pero cuando el calentamiento ocurre solo
en la zona costera de Perú y Ecuador, las anomalías (lluvias torrenciales) se
restringen a estos territorios.
Indudablemente, el
fenómeno climático conocido como El Niño (FEN), no es nuevo (exploradores
españoles informaron sobre este fenómeno en 1525-1526), pero después de ser una
causa relativamente silenciosa de destrucción durante cientos de años, cobró fama repentinamente en los
últimos meses de 1997 y especialmente en el primer trimestre de 1998, era
difícil encontrar una red de noticias en los que no presentase un informe sobre
El Niño un artículo de fondo cinco o seis veces por semana “El Niño” se
convirtió en un término común en gran parte de Occidente.
El fenómeno ocurre
cada cinco años , aproximadamente, casi moderado (agua marítima superficial 2 a
3 grados centígrados por encima de lo normal) y con efectos locales solamente. como ya indicamos, un evento extremo en el Perú modifica las características
meteorológicas a nivel mundial y genera “anomalías ” (tormentas, inundaciones,
sequías) no solo en América (incluidos los países andinos, Brasil, Paraguay y
Argentina) sino también, mediante “teleconexiones” atmosféricas , en África,
Asia e incluso Australia (ver Glantz, 1996, para un tratamiento completo del
tema).
TRES OBSERVACIONES SOBRE EL EPISODIO DE 1997 – 1998
Tres aspectos del
fenómeno de El Niño (FEN) más reciente son particularmente dignos de mención .
En primer lugar,
perdido en medio del bombardeo de los medios de comunicación generado por el
FEN de 1997–1998, se encuentra el hecho de que el evento de 1982 – 1983 fue
considerado “el FEN del siglo”. Las pérdidas acumuladas se calcularon en $
13.000 millones. Sin embargo, la magnitud, el alcance y la duración del impacto
del FEN de 1997 – 1998 son por lo menos de la misma magnitud que las de
1982–1983. Por lo tanto, hemos visto dos “FEN del Siglo “ en el lapso de 15
años, lo cual nos hace dudar, especialmente si la comunidad científica puede
establecer una conexión de los FEN con el recalentamiento del planeta y el
cambio climático. Sin embargo, podemos decir al menos que los episodios del FEN
constituyen un riesgo de recurrencia permanente.
En segundo lugar,
debido al amplio alcance de las consecuencias de los FEN, esencialmente a nivel
sectorial, la mitigación de un FEN requiere un enfoque integral y sumamente
coordinado que incluya dependencias gubernamentales múltiples, el sector
privado y organizaciones nacionales e internacionales tanto
intergubernamentales como no gubernamentales. Es decir, la gestión de los FEN
requiere el mismo enfoque (idealmente) que la gestión de desarrollo en general.
Aunque el crecimiento y la prosperidad a nivel económico pueden mitigar el
impacto del los FEN, o al menos facilitar la recuperación a nivel global, solo
un enfoque altamente coordinado de los sectores internacional, gubernamental y
de la sociedad civil proporcionará protección a los sectores más pobre y
vulnerables de la población.
En tercer lugar, y
lo que es más importante (debido a su carácter recurrente, si bien
impredecible, y al cada vez mayor tiempo de advertencia que resulta del uso de
las nuevas tecnologías), los episodios del FEN son excelentes candidatos para
la mitigación. sistemática.
Después de todo, en
comparación con los principales terremotos, que a menudo presentan intervalos
de recurrencia medidos en cientos de años, los episodios principales del FEN se
repiten cada diez años aproximadamente. Si bien esto todavía excede la
esperanza de vida de la mayoría de los gobiernos, un adulto tipo podría
observar tres o cuatro FEN de envergadura durante su vida y probablemente
experimentar al menos algunos de sus efectos. Por consiguiente, es conveniente
reiterar que el tiempo transcurre de dos maneras posibles: durante un
FEN; o ;entre dos FEN.
EL EPISODIO DE 1982 – 1983 :
¿HUBO APRENDIZAJE EN EL INTERVALO ENTRE DOS FEN?
Sería
tranquilizados afirmar que se extrajeron enseñanzas importantes, a partir del
FEN de 1982 – 1983, sobre medidas a tomar y programas a implementar.
Lamentablemente, no fue así. Con escasas excepciones, y principalmente a nivel
local, la infraestructura y los bienes económicos perdidos en el FEN de
1982-1983 sencillamente se repararon o se reemplazaron in situ, sin considerar
seriamente la mitigación de futuros FEN.
El desarrollo y la
capacidad institucional para abordar el tema de los desastres tampoco
demostraron aprendizaje serio a partir del FEN de 1982-1983. Las organizaciones
y los sistemas de defensa civil se fortalecieron mínimamente y no recibieron
ningún tipo de instrucción para la mitigación. En otras palabras, carecían de
recursos y continuaron siendo sistemas de respuesta de bajo perfil con
capacidad prácticamente nula para la coordinación previa al episodio o para
ejercer alguna influencia en la adopción de medidas.
La mayor enseñanza
del FEN de 1982-1983 se manifestó en las comunidades científicas.
Sin embargo, las
observaciones sobre el terreno durante el FEN de 1997-1998 revelaron una
situación algo diferente, donde la falta de canales institucionales permanentes
(y desacuerdos científicos a principios de 1997) retrasó el flujo de
información lo cual puede explicar uno de los problemas más destacados del FEN
de 1997-1998 fue una lectura gubernamental incorrecta de la experiencia previa.
Desde mediados
hasta fines de 1997, se participó en una variedad de actividades para la
mitigación física (por ejemplo, limpieza de canales, reparación de diques).
Lamentablemente, supusieron que el FEN de 1997-1998 que se estaba formando
sería una repetición del episodio de 1982-1983, cuando en realidad resultó ser
bastante similar al episodio de 1925- 1926. Como consecuencia, gran parte de la
actividad de mitigación se llevó a cabo en el lugar incorrecto.
La enseñanza más
importante, como señalamos anteriormente, es que mientras los FEN son fenómenos
de alcance regional a mundial, son sus efectos locales específicos los que son
tan problemáticos, y estos efectos locales 1) varían extraordinariamente de FEN
a FEN, 2} son difíciles de predecir excepto en el muy corto plazo (de horas a
uno o dos días)y 3) constituyen los verdaderos desastres / catástrofes
asociados con episodios FEN.
Por consiguiente,
la mitigación de los FEN debe realizarse a largo plazo, debe ser de alcance
regional y nacional y estar informada por la comunidad científica acerca de
datos históricos. Para expresarlo claramente, las regiones que experimentan
regularmente efectos significativos de los FEN siempre deben estar preparándose
sistemáticamente (mitigación y preparativos) para el siguiente episodio.
¿ESTAREMOS PREPARADOS INSTITUCIONALMENTE PARA HACER
FRENTE AL FENÓMENO DE EL NIÑO DE GRAN ENVERGADURA?
A fin de responder
a la pregunta de manera completa y justa, debemos recordar una tipología de
episodios especialmente útil Basándose en estudios anteriores de respuesta
institucional a sucesos extremos, el veterano investigador de desastres Hemy
Quarantelli (1987) clasificó en una oportunidad tales sucesos de acuerdo con
sus necesidades de respuesta.
En su esquema, los
accidentes son tratados típicamente por organizaciones ya establecidas de
respuesta de las que normalmente se espera que participen en un suceso (por
ejemplo, servicios de policía, de bomberos, paramédicos).
Las emergencias
requieren el agregado de capacidades institucionales latentes, por ejemplo la
Cruz Roja, El Ejército o Defensa Civil.
Los desastres, en
cambio, incluyen no sólo la participación y las actividades de respuesta
esperadas y las organizaciones latentes, sino también la asistencia de
organismos y/o organizaciones de respuesta que se extiendan;
hasta el área del impacto, por ejemplo empresas de construcción privadas o
empresas de servicios públicos que participan en actividades no habituales.
Las catástrofes son
tan graves que se caracterizan por la aparición de organizaciones e incluso de
movimientos sociales enteramente nuevos.
Si bien esta
tipología no encaja exactamente en el contexto nacional, la lógica del umbral
sí lo hace y ayuda a aclarar lo que sucedió con defensa civil durante el FEN de
1997-1998, lo que posiblemente suceda en episodios futuros, y también lo que se
puede hacer para romper el patrón de funcionamiento.
La clave es una
barrera de protección política entre las dos primeras y las dos últimas
categorías de acontecimientos. Hay una cierta tautología en la explicación,
pero dado que los intereses políticos que se incluyen en la respuesta a
accidentes y emergencia son generalmente bajos, defensa civil se activará en
casos de emergencia y permanecerá a cargo; Sin embargo, si
un acontecimiento supera el umbral de emergencia y se convierte en un desastre,
los intereses políticos aumentan significativamente, y el gobierno no puede
permitir que la respuesta al suceso permanezca en manos de una organización con
bajo perfil político o escasa experiencia.
Esa lógica se toma
aún más pronunciada si el suceso resulta ser una verdadera catástrofe, con
todas las repercusiones políticas que conlleva (especialmente la posible
creación de grupos autónomos de ciudadanos u organizaciones de movimiento
social).
Resulta interesante
ver que la lógica del umbral aclara por qué el FEN de 1997-1998 fue calificado
como desastre. Con la profundización de los efectos a fines de 1997 y
principios de 1998, el FEN pasó de ser una serie de emergencias relativamente
localizadas (y por lo tanto incluyendo a defensa civil) a ser un desastre que
requería la atención de las autoridades a nivel nacional.
Entonces, ¿qué
significan el análisis hecho hasta aquí y la adaptación de la lógica del umbral
de Quarantelli para el futuro de las organizaciones de defensa civil?
Una opción consiste
en reconocer que las organizaciones de defensa civil son todavía las únicas
organizaciones permanentes de respuesta a emergencias, y deben adoptarse
iniciativas para fortalecerlas, aceptando el hecho de que en un desastre o
catástrofe probablemente se margine una vez más a la defensa civil.
Sin embargo, la
idea es mejorar las capacidades de defensa civil de modo (que menos episodios
superen la barrera de protección). Es decir, dado que los niveles del episodio
y por consiguiente la barrera de protección están determinados por los
requisitos de respuesta frente a las capacidades de respuesta, si defensa civil
puede mejorar sus capacidades, habrá menos emergencias que se conviertan en
desastres o, peor aún, en catástrofes.
La segunda opción
comienza como la primera (fortalecimiento de defensa civil), pero agrega una
visión enteramente nueva que requiere un cambio fundamental en la imagen de
defensa civil ( Ver articulo Nuevo Enfoque de la Defensa Civil Prof. Lincoln
Alayo Bernal GOOGLE ). En estas condiciones, los líderes de defensa civil
buscarían mejorar las capacidades de respuesta pero también comprender y
aceptar que un desastre o una catástrofe se politiza rápidamente.
Sin embargo,
anticipan explícitamente y planifican para actuar, de modo que ese cambio sea
central a nuevas estructuras u organizaciones (y de ese modo evitar que se los
margine). Bajo esta opción, a medida que un episodio se aproxima a la barrera
de emergencia-desastre, es la defensa civil misma la que enuncia algo como:
"Sr. Presidente, la situación escapa a nuestras capacidades y requiere
respuesta y atención en el ámbito regional y nacional.
Indudablemente, es
muy difícil que esta opción garantice el éxito, pero al menos convierte a
defensa civil en un participante activo en lugar de una víctima pasiva cuando
un episodio supera la barrera política. Dado que defensa civil en realidad
planea una expansión rápida y global para ayudar a todo el gobierno a hacer
frente a un desastre o catástrofe. SEPTIEMBRE 2006.
Centro de Capacitación y Prevención para el Manejo de Emergencias y Medio
Ambiente SOSVidasPeru Desde 1990
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