sábado, 1 de septiembre de 2018

Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030







Prefacio


El Marco de Sendai  para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 se adoptó en la tercera Conferencia Mundial de las Naciones  Unidas celebrada en Sendai  (Japón)  el 18 de marzo  de 2015. Este es el resultado de una serie  de consultas entre las partes interesadas que se iniciaron en marzo de 2012 y de las negociaciones intergubernamentales que tuvieron lugar entre julio de 2014 y marzo de 2015, con el apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, a petición de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

El Marco de Sendai es el instrumento sucesor del Marco de Acción de Hyogo para 2005-2015: Aumento  de la resiliencia de las naciones  y las comunidades ante  los desastres. El Marco de Acción de Hyogo se concibió para dar un mayor impulso a la labor mundial en relación con el Marco Internacional de Acción del Decenio Internacional para  la Reducción de los Desastres Naturales de 1989 y la Estrategia de Yokohama para un Mundo Más Seguro: Directrices para la prevención de los desastres naturales, la preparación para casos de desastre y la mitigación de sus efectos,  adoptada en 1994, así como su Plan de Acción, y la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres de 1999.

El Marco de Sendai se basa en elementos que garantizan la continuidad del trabajo hecho por los Estados y otras partes interesadas en relación con el Marco de Acción de Hyogo, y presenta una serie de innovaciones que se solicitaron durante las consultas y las negociaciones. Muchos comentaristas han indicado que los cambios más importantes son el marcado énfasis puesto en la gestión  del riesgo de desastres en lugar de en la gestión  de desastres, la definición de siete objetivos  mundiales,  la reducción  del riesgo de desastres como resultado esperado, un objetivo centrado en evitar que se produzcan nuevos riesgos, la reducción del riesgo existente y reforzar la resiliencia, así como un conjunto de principios rectores, incluida la responsabilidad primordial  de los Estados  de prevenir  y reducir  el riesgo de desastres, y la participación de toda  la sociedad  y todas  las instituciones del Estado. Además, el alcance de la reducción  del riesgo de desastres se ha ampliado considerablemente para centrarse tanto en las amenazas naturales como  de  origen  humano,  así como  en  las amenazas y los riesgos  ambientales, tecnológicos y biológicos conexos. Se promueve plenamente la resiliencia sanitaria.

El Marco  de  Sendai  también expresa lo siguiente:  la necesidad de  comprender mejor  el riesgo  de desastres en todas  sus  dimensiones relativas  a la exposición, la vulnerabilidad  y características de las amenazas; el fortalecimiento de la gobernanza del riesgo de desastres, incluidas  las  plataformas nacionales;  la rendición  de  cuentas en  la gestión  del  riesgo  de desastres; la necesidad de prepararse para “reconstruir mejor”; el reconocimiento de las partes interesadas y sus funciones; la movilización de inversiones que tengan en cuenta  los riesgos a fin de impedir la aparición  de nuevos  riesgos; la resiliencia de la infraestructura sanitaria, del  patrimonio cultural  y de  los lugares  de  trabajo;  el fortalecimiento de  la cooperación internacional y las alianzas de trabajo mundiales  y la elaboración de políticas de los donantes y programas que tengan en cuenta  los riesgos, incluidos los préstamos y el apoyo financiero brindados por las instituciones financieras  internacionales. Asimismo, la Plataforma Mundial para la Reducción del Riesgo de Desastres y las plataformas regionales para la reducción del riesgo de desastres se reconocen claramente como mecanismos que refuerzan la coherencia entre las agendas, el seguimiento y las revisiones  periódicas  como apoyo a los organismos de gobernanza de las Naciones Unidas.

Se ha encargado a la UNISDR que ayude a la implementación, el seguimiento y la revisión del Marco de Sendai.

Margareta Wahlström
Representante Especial de las Naciones Unidas del
Secretario General para la Reducción del Riesgo de Desastres





I.   Preámbulo

1.    El Marco de Sendai para  la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 fue aprobado en la Tercera  Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre  la Reducción del Riesgo de Desastres, celebrada del 14 al 18 de marzo  de 2015 en Sendai, Miyagi (Japón), que brindó  a los países  una oportunidad única de:

a)    Aprobar  un  marco  para  la reducción  del riesgo  de  desastres después de  2015 conciso, específico, preparado con visión de futuro y orientado a la acción;

b)    Concluir la evaluación  y el examen  de la aplicación  del Marco de Acción de Hyogo para
2005-2015: Aumento de la Resiliencia de las Naciones y las Comunidades ante los Desastres1;

c)    Examinar la experiencia adquirida mediante las estrategias, instituciones y planes regionales y nacionales  para la reducción del riesgo de desastres y sus recomendaciones, así como los acuerdos regionales pertinentes para la aplicación del Marco de Acción de Hyogo;

d)    Determinar las modalidades de cooperación basada en los compromisos para la aplicación de un marco para la reducción del riesgo de desastres después de 2015;

e)    Determinar las modalidades para el examen  periódico de la aplicación de un marco para la reducción del riesgo de desastres después de 2015.

2.    Durante  la Conferencia Mundial, los Estados  también reiteraron su compromiso de abordar la reducción del riesgo de desastres y el aumento de la resiliencia2  ante los desastres con un renovado sentido  de urgencia  en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, y de integrar como  corresponda tanto la reducción  del riesgo  de  desastres como  el aumento de  la resiliencia en las políticas, los planes,  los programas y los presupuestos a todos  los niveles y de examinar  ambas cuestiones en los marcos  pertinentes.

3.    Desde la adopción del Marco de Acción de Hyogo en 2005, y como se documenta en los informes nacionales y regionales sobre los progresos realizados en su aplicación y en otros informes de nivel mundial,  los países  y otros  actores pertinentes han  logrado  avances  en la reducción  del riesgo de  desastres a nivel local, nacional,  regional  y mundial,  lo que  ha  contribuido a la disminución de la mortalidad en el caso  de algunas  amenazas3. La reducción  del riesgo  de desastres es una inversión rentable en la prevención de pérdidas futuras. Una gestión eficaz del riesgo de desastres contribuye al desarrollo sostenible. Los países han mejorado sus capacidades de gestión del riesgo de desastres; los mecanismos internacionales para el asesoramiento estratégico, la coordinación y la creación de alianzas para la reducción del riesgo de desastres, como la Plataforma Mundial para la Reducción del Riesgo de Desastres y las plataformas regionales para  la reducción  del riesgo de desastres, así como otros  foros internacionales y regionales para  la cooperación pertinentes, han contribuido de manera fundamental a la elaboración de políticas y estrategias y al fomento del conocimiento y la enseñanza mutua. En general, el Marco de Acción de Hyogo ha sido un instrumento importante para la sensibilización del público y las instituciones, para generar compromiso político y para centrar e impulsar medidas  por parte de una amplia gama de actores a todos  los niveles.

1. A/CONF.206/6 y Corr.1, cap. I,

2. Se define  “resiliencia” como “la capacidad de un sistema,  comunidad o sociedad  expuestos a una  amenaza para  resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de sus efectos  de manera oportuna y eficaz, lo que incluye la preservación y la restauración de sus estructuras y funciones básicas” (véase www.unisdr.org/we/inform/terminology).

3. En el Marco de Acción de Hyogo se define  “amenaza/peligro” como  “evento físico potencialmente perjudicial, fenómeno o actividad  humana que  puede  causar  pérdida  de vidas o lesiones,  daños  materiales, grave  perturbación de la vida social y económica  o degradación ambiental.  Las amenazas/peligros incluyen condiciones  latentes que  pueden materializarse en el futuro.  Pueden tener  diferentes orígenes: natural (geológico, hidrometeorológico y biológico) o antrópico (degradación ambiental y amenazas tecnológicas)”.

4.     Sin embargo, en el mismo período de diez años, los desastres han seguido cobrándose un alto precio y, en consecuencia, afectando al bienestar y la seguridad de personas, comunidades y países  enteros. Más de 700.000 personas han perdido la vida, más de 1,4 millones han sufrido heridas  y alrededor de

23 millones se han quedado sin hogar como consecuencia de los desastres. En general,  más de 1.500 millones de personas se han visto perjudicadas por los desastres en diversas  formas, y las mujeres, los niños y las personas en situaciones vulnerables han sido afectados de manera desproporcionada. Las pérdidas económicas  totales ascendieron a más de 1,3 billones de dólares. Además, entre 2008 y 2012,

144 millones de personas resultaron desplazadas por desastres. Los desastres, muchos de los cuales se ven exacerbados por el cambio climático y están aumentando en frecuencia e intensidad, obstaculizan significativamente el progreso hacia el desarrollo sostenible. La información  existente indica que, en todos los países, el grado de exposición de las personas y los bienes ha aumentado con más rapidez de lo que ha disminuido la vulnerabilidad4, lo que ha generado nuevos riesgos y un incremento constante de las pérdidas relacionadas con los desastres, con un considerable impacto en los ámbitos  económico, social, sanitario,  cultural y ambiental a corto, medio y largo plazo, en especial a nivel local y comunitario.  Los desastres recurrentes de pequeña escala y evolución lenta inciden particularmente en las comunidades, las familias y las pequeñas y medianas empresas, y constituyen un alto porcentaje de todas las pérdidas. Todos los países –especialmente los países en desarrollo, donde la mortalidad y las pérdidas económicas provocadas por los desastres son desproporcionadamente más altas–  enfrentan un volumen creciente de posibles costos ocultos y dificultades para cumplir sus obligaciones financieras y de otra índole.

5.     Es urgente y fundamental prever el riesgo de desastres, planificar medidas y reducirlo para proteger de manera más eficaz a las personas, las comunidades y los países, sus medios de subsistencia, su salud, su patrimonio cultural, sus activos socioeconómicos y sus ecosistemas, reforzando así su resiliencia.

6.     Es necesario trabajar más a todos los niveles para reducir el grado de exposición y la vulnerabilidad, con el fin de evitar que se dé lugar a nuevos riesgos de desastres, y asegurar la rendición de cuentas cuando se originen nuevos riesgos. Deben adoptarse medidas  más específicas para luchar contra los factores subyacentes que aumentan el riesgo de desastres, como las consecuencias de la pobreza y la desigualdad, el cambio climático y la variabilidad del clima, la urbanización rápida y no planificada, la gestión inadecuada de las tierras, y factores agravantes como los cambios demográficos, los arreglos institucionales deficientes,   las  políticas  formuladas sin  conocimiento   de  los  riesgos,  la falta  de regulación e incentivos para inversiones privadas en la reducción del riesgo de desastres, las cadenas de suministro complejas,  las limitaciones  en cuanto  a la disponibilidad  de tecnología,  la utilización no sostenible de los recursos naturales, el debilitamiento de los ecosistemas, las pandemias y las epidemias. Por otra parte,  es necesario seguir reforzando la buena gobernanza en las estrategias de reducción del riesgo de desastres a nivel nacional, regional y mundial y mejorando la preparación y la coordinación nacional para la respuesta a los desastres, la rehabilitación y la reconstrucción, y utilizar la reconstrucción y la recuperación posteriores a los desastres para “reconstruir mejor”, con el apoyo de modalidades reforzadas de cooperación internacional.

7.     Tiene que haber un enfoque preventivo del riesgo de desastres más amplio y más centrado en las personas. Las prácticas de reducción del riesgo de desastres deben  contemplar amenazas múltiples y ser multisectoriales, inclusivas y accesibles para que sean eficientes y eficaces. Si bien cabe reconocer la función de liderazgo, regulación y coordinación que desempeñan los gobiernos, estos deben interactuar con los actores pertinentes, entre ellos las mujeres, los niños y los jóvenes, las personas con discapacidad, los pobres,  los migrantes, los pueblos  indígenas,  los voluntarios,  la comunidad de profesionales y las personas de edad, en el diseño y la aplicación de políticas, planes y normas. Los sectores público y privado y las organizaciones de la sociedad civil, así como la comunidad académica y las instituciones científicas y de investigación,  deben  colaborar más estrechamente y crear oportunidades de colaboración,  y las empresas deben integrar el riesgo de desastres en sus prácticas de gestión.

8.     La cooperación internacional, regional, subregional y transfronteriza sigue siendo fundamental para ayudar  a los Estados, las autoridades nacionales  y locales, las comunidades y las empresas a reducir el riesgo de desastres. Podría ser necesario reforzar los mecanismos existentes con el fin de que puedan proporcionar un apoyo  eficaz y lograr una mejor aplicación. Los países  en desarrollo, en  particular los países  menos  adelantados, los pequeños Estados  insulares  en  desarrollo,  los países en desarrollo sin litoral y los países africanos, así como los países de ingresos medianos que enfrentan problemas específicos, necesitan especial atención y apoyo para incrementar sus propios recursos y capacidades por vías bilaterales y multilaterales a fin de asegurar medios de aplicación adecuados, sostenibles y oportunos para la creación de capacidad, la asistencia financiera y técnica y la transferencia de tecnología, de acuerdo con los compromisos internacionales.

En el Marco de Acción de Hyogo se define “vulnerabilidad” como “las condiciones determinadas por factores o procesos físicos, sociales, económicos y ambientales que aumentan la susceptibilidad y exposición de una comunidad al impacto de amenazas”.

9.     En general,  el Marco de Acción de Hyogo ha proporcionado directrices fundamentales para reducir el riesgo de desastres y ha ayudado a progresar en el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Sin embargo, su aplicación ha puesto de manifiesto  varias carencias  en el tratamiento de los factores de riesgo subyacentes, en la formulación de los objetivos y prioridades de acción,5  en la necesidad de promover la resiliencia a los desastres a todos los niveles y en asegurar que se cuente con los medios de aplicación adecuados. Las carencias  son muestra de que es necesario desarrollar un marco  orientado a la acción que los gobiernos  y los actores pertinentes puedan implementar prestándose apoyo  y complementándose y que contribuya a determinar los riesgos  de desastres que han de gestionarse y oriente  las inversiones para aumentar la resiliencia.

10.   Diez años  después de la adopción  del Marco de Acción de Hyogo, los desastres continúan menoscabando los esfuerzos para lograr el desarrollo sostenible.

11.   Las negociaciones intergubernamentales sobre  la agenda para el desarrollo después de 2015, la financiación para el desarrollo,  el cambio climático y la reducción del riesgo de desastres brindan a la comunidad internacional una oportunidad única de lograr una mayor coherencia en las políticas, instituciones, metas,  indicadores y sistemas de  medición  de  la aplicación, respetando al mismo tiempo sus respectivos mandatos. Si se aseguran vínculos creíbles, cuando corresponda, entre estos procesos se contribuirá a crear resiliencia y lograr el objetivo mundial de erradicar la pobreza.

12.   Cabe recordar que  en  el documento final de  la Conferencia  de  las Naciones  Unidas  sobre el Desarrollo  Sostenible,  celebrada en  2012, titulado  “El  futuro  que  queremos”6,  se  pedía  que la reducción  del riesgo  de desastres y la creación  de resiliencia  se abordaran con un renovado sentido de urgencia en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza y, según procediera, se integrara a todos  los niveles. La Conferencia también reafirmó  todos  los principios de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo7.

13.   Enfrentar el cambio climático como uno de los factores que impulsan  el riesgo de desastres, respetando al mismo tiempo  el mandato de la Convención Marco de las Naciones  Unidas sobre el Cambio Climático8, representa una  oportunidad de reducir  el riesgo  de desastres de manera significativa y coherente en todos  los procesos intergubernamentales interrelacionados.

14.   En este  contexto,  y con el fin de  reducir  el riesgo  de  desastres, es  necesario abordar los desafíos  actuales y prepararse para  los futuros centrándose en  las acciones  siguientes:  vigilar, evaluar  y comprender el riesgo  de  desastres y compartir dicha información  y la forma  en  que se genera;  fortalecer la gobernanza y la coordinación  en materia de riesgo  de desastres en las instituciones y los  sectores pertinentes y la participación plena  y significativa  de  los  actores pertinentes a los niveles  que  corresponda; invertir  en la resiliencia  económica,  social, sanitaria, cultural  y educativa de las personas, las comunidades y los países  y en el medio  ambiente, así como  a través de  la tecnología  y la investigación;  y mejorar  los sistemas de  alerta  temprana sobre  amenazas múltiples,  la preparación, la respuesta, la recuperación, la rehabilitación y la reconstrucción. A fin de complementar las medidas y capacidades nacionales, es necesario mejorar la cooperación internacional entre los países  desarrollados y los países  en desarrollo y entre los Estados  y las organizaciones internacionales.

15.   El presente Marco se aplicará a los riesgos de desastres de pequeña y gran escala, frecuentes y poco frecuentes, súbitos y de evolución lenta, debidos a amenazas naturales o de origen humano, así  como  a  las  amenazas y los  riesgos  ambientales, tecnológicos  y biológicos  conexos.  Tiene por objeto  orientar la gestión  del riesgo  de desastres en relación  con amenazas múltiples  en el desarrollo a todos  los niveles, así como en todos  los sectores y entre un sector y otro.

Las prioridades del Marco de Acción de Hyogo para 2005-2015 son las siguientes: 1) velar por que la reducción del riesgo de desastres constituya una prioridad nacional y local dotada de una sólida base institucional de aplicación; 2) identificar, evaluar y vigilar el riesgo  de desastres y potenciar la alerta  temprana; 3) utilizar los conocimientos, las innovaciones  y la educación para crear una cultura de seguridad y de resiliencia a todo nivel; 4) reducir los factores de riesgo subyacentes; y 5) fortalecer la preparación para casos de desastre a fin de asegurar una respuesta eficaz a todo nivel.

Resolución 66/288
Informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre  el Medio Ambiente  y el Desarrollo, Río de Janeiro,  3 a 14 de junio de  1992, vol. I,  Resoluciones  aprobadas por  la Conferencia  (publicación  de  las  Naciones  Unidas,  núm.  de  venta:  S.93.I.8 y corrección), resolución 1, anexo I.
Naciones Unidas, Treaty Series, vol. 1771, núm. 30822. Las cuestiones relativas  al cambio climático que se mencionan en el presente marco  siguen siendo parte del mandato de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre  el Cambio Climático, dentro de las competencias de las partes en la Convención.

II.   Resultado previsto y objetivo

16.  Si bien  se  han  logrado  algunos  avances  en  el aumento de  la resiliencia  y la reducción  de las pérdidas y los daños,  la reducción  sustancial del riesgo  de  desastres exige perseverancia  y persistencia, con una atención más explícita en las personas y su salud y medios de subsistencia, así como un seguimiento regular. Sobre la base  del Marco de Acción de Hyogo, el presente Marco tiene como objetivo lograr el siguiente  resultado en los próximos 15 años:

La reducción sustancial del riesgo de desastres y de las pérdidas ocasionadas por los desastres, tanto en vidas, medios  de subsistencia y salud como en bienes  económicos,  físicos, sociales, culturales y ambientales de las personas, las empresas, las comunidades y los países.

La consecución  de  este  resultado requiere que  los dirigentes políticos  a todos  los niveles  de todos  los países  se comprometan firmemente y se impliquen en la aplicación y el seguimiento del presente Marco y la creación del entorno propicio necesario.

17.  Para alcanzar el resultado previsto, debe perseguirse el objetivo siguiente:

Prevenir  la aparición  de nuevos  riesgos  de desastres y reducir  los existentes implementando medidas  integradas e inclusivas  de  índole económica,  estructural, jurídica, social, sanitaria, cultural, educativa,  ambiental,  tecnológica, política e institucional que prevengan y reduzcan el grado de exposición a las amenazas y la vulnerabilidad a los desastres, aumenten la preparación para la respuesta y la recuperación y refuercen de ese modo la resiliencia.

Para alcanzar este objetivo, es necesario mejorar la capacidad de aplicación de los países en desarrollo, en particular los países  menos  adelantados, los pequeños Estados  insulares  en desarrollo,  los países en desarrollo sin litoral y los países africanos, así como los países de ingresos  medianos que enfrentan problemas especiales, incluida la movilización de apoyo por medio de la cooperación internacional para proveer los medios de aplicación de conformidad con sus prioridades nacionales.

18.  Con el fin de  apoyar  la evaluación  de  los avances  mundiales  en  el logro del resultado y el objetivo  del presente Marco, se han acordado siete  metas mundiales.  Estas  metas se medirán  a nivel mundial y se complementarán con el trabajo destinado a preparar los indicadores pertinentes. Las metas e indicadores nacionales  también contribuirán a lograr  el resultado y el objetivo  del presente Marco. Las siete metas mundiales  son las siguientes:

a)    Reducir considerablemente la mortalidad mundial causada por desastres para 2030, y lograr reducir la tasa  de mortalidad mundial causada por desastres por cada 100.000 personas en el decenio 2020-2030 respecto del período 2005-2015;

b)    Reducir considerablemente el número  de personas afectadas a nivel mundial para  2030,  y lograr  reducir  el promedio mundial  por cada  100.000 personas en el decenio  2020-2030 respecto del período 2005-20159;

c)    Reducir las pérdidas económicas  causadas directamente por los desastres en relación con el producto interno  bruto  (PIB) mundial para 2030;

d)    Reducir  considerablemente los daños  causados por  los desastres en  las infraestructuras vitales y la interrupción de los servicios básicos, como las instalaciones de salud y educativas, incluso desarrollando su resiliencia para 2030;

e)    Incrementar  considerablemente  el  número   de  países   que  cuentan  con  estrategias  de reducción del riesgo de desastres a nivel nacional y local para 2020;

f)    Mejorar  considerablemente  la  cooperación  internacional  para   los  países   en  desarrollo mediante un apoyo adecuado y sostenible que complemente las medidas  adoptadas a nivel nacional para la aplicación del presente Marco para 2030;

g)    Incrementar considerablemente la disponibilidad  de los sistemas de alerta  temprana sobre amenazas múltiples  y de  la información  y las evaluaciones sobre  el riesgo  de  desastres transmitidas a las personas, y el acceso a ellos, para 2030.

Las categorías de personas afectadas se formularán en el proceso de trabajo posterior a Sendai que decida la Conferencia.


III. Principios rectores

19.  Sobre  la base  de  los  principios  contenidos en  la Estrategia de  Yokohama  para  un  Mundo Más Seguro:  Directrices  para  la Prevención  de Desastres Naturales, la Preparación para  Casos de Desastres y la Mitigación de sus Efectos10 y el Marco de Acción de Hyogo, la aplicación del presente Marco estará guiada por los siguientes principios, teniendo en cuenta  las circunstancias nacionales  y de conformidad con la legislación nacional, así como las obligaciones y compromisos internacionales:

a)    Cada Estado  tiene la responsabilidad primordial  de prevenir  y reducir  el riesgo de desastres, incluso mediante la cooperación internacional, regional, subregional, transfronteriza y bilateral. La reducción del riesgo de desastres es un problema común de todos  los Estados  y la medida en que los países  en desarrollo puedan mejorar  y aplicar eficazmente las políticas y medidas nacionales de reducción del riesgo de desastres, en el contexto de sus respectivas circunstancias y capacidades, puede mejorar aún más por medio de la cooperación internacional sostenible;

b)    Para  la  reducción   del  riesgo  de  desastres es  necesario que  las  responsabilidades  sean compartidas por los gobiernos  centrales y las autoridades, los sectores y los actores nacionales pertinentes, como corresponda según sus circunstancias y sistemas de gobernanza nacionales;

c)    La gestión del riesgo de desastres está orientada a la protección de las personas y sus bienes, salud, medios de vida y bienes de producción,  así como los activos culturales y ambientales, al tiempo que se respetan todos los derechos humanos, incluido el derecho al desarrollo, y se promueve su aplicación;

d)    La reducción  del  riesgo  de  desastres  requiere la implicación  y colaboración de  toda  la sociedad.  Requiere  también empoderamiento y una  participación inclusiva, accesible  y no discriminatoria, prestando especial atención a las personas afectadas desproporcionadamente por los desastres, en particular las más pobres.  Deberían integrarse perspectivas de género, edad,  discapacidad y cultura  en  todas  las  políticas  y prácticas,  y debería  promoverse el liderazgo de las mujeres  y los jóvenes. En este  contexto,  debería  prestarse especial atención a la mejora del trabajo voluntario organizado de los ciudadanos;

e)    La reducción y la gestión del riesgo de desastres dependen de los mecanismos de coordinación en todos los sectores y entre un sector y otro y con los actores pertinentes a todos los niveles, y requiere la plena participación de todas las instituciones ejecutivas y legislativas del Estado a nivel nacional y local y una articulación clara de las responsabilidades de los actores públicos y privados, incluidas las empresas y el sector académico, para asegurar la comunicación mutua, la cooperación, la complementariedad en funciones y rendición de cuentas y el seguimiento;

f)    Si bien la función propiciadora, de orientación y de coordinación de los gobiernos nacionales y federales sigue siendo esencial, es necesario empoderar a las autoridades y las comunidades locales para  reducir el riesgo de desastres, incluso mediante recursos, incentivos y responsabilidades por la toma de decisiones, como corresponda;

g)    La reducción  del riesgo de desastres requiere un enfoque basado en múltiples amenazas y la toma de decisiones inclusiva fundamentada en la determinación de los riesgos y basada en el intercambio abierto y la divulgación de datos desglosados, incluso por sexo, edad y discapacidad, así como de la información  sobre  los riesgos  fácilmente  accesible, actualizada, comprensible, con base científica y no confidencial, complementada con los conocimientos tradicionales;

h)    La elaboración, el fortalecimiento y la aplicación de las políticas, planes, prácticas y mecanismos pertinentes deben  buscar  que exista coherencia,  como corresponda, entre las agendas para el desarrollo y el crecimiento  sostenibles, la seguridad alimentaria, la salud y la seguridad, la variabilidad y el cambio climático, la gestión ambiental y la reducción del riesgo de desastres. La reducción del riesgo de desastres es esencial para lograr el desarrollo sostenible;

i)     Si bien los factores que pueden aumentar el riesgo de desastres pueden ser de alcance local, nacional, regional o mundial, los riesgos de desastres tienen características locales y específicas que deben  comprenderse para determinar las medidas  de reducción del riesgo de desastres;

j)    Enfrentar los factores subyacentes al riesgo de desastres mediante inversiones públicas y privadas basadas en información sobre estos riesgos es más rentable que depender principalmente de la respuesta y la recuperación después de los desastres, y contribuye al desarrollo sostenible;

 A/CONF.172/9, cap. I, resolución 1,
k)      En la  fase  de  recuperación,  rehabilitación y reconstrucción después  de  los  desastres, es fundamental prevenir  nuevos  desastres y reducir  el riesgo  de  desastres  mediante el principio de  “reconstruir mejor” e incrementar la educación  y la sensibilización  públicas sobre el riesgo de desastres;

l)       Una  alianza  mundial  eficaz  y significativa  y el mayor  fortalecimiento de  la cooperación internacional, incluido  el  cumplimiento  de  los  compromisos respectivos  en  materia de asistencia oficial para el desarrollo por parte de los países desarrollados, son esenciales para una gestión eficaz del riesgo de desastres;

m)   Los países  en desarrollo,  en particular los países  menos  adelantados, los pequeños Estados insulares  en desarrollo,  los países en desarrollo sin litoral y los países africanos, así como los países  de ingresos  medianos y otros  países  que enfrentan problemas específicos  de riesgo de  desastres, necesitan apoyo  suficiente,  sostenible y oportuno, incluso con financiación, transferencia  de  tecnología  y  creación  de  capacidad de  los  países   desarrollados y  los asociados,  ajustado a sus necesidades y prioridades, según las definan ellos mismos.


IV. Prioridades de acción

20.   Teniendo en cuenta  la experiencia  adquirida con la aplicación del Marco de Acción de Hyogo, y en aras del resultado esperado y del objetivo, los Estados  deben  adoptar medidas  específicas  en todos  los sectores, en los planos  local, nacional, regional y mundial, con respecto a las siguientes cuatro  esferas prioritarias:


Prioridad  1: Comprender el riesgo de desastres.

Prioridad 2: Fortalecer la gobernanza del riesgo de desastres para gestionar dicho riesgo.

Prioridad 3: Invertir en la reducción del riesgo de desastres para la resiliencia.


Prioridad 4: Aumentar la preparación para casos de desastre a fin de dar una respuesta eficaz y para “reconstruir mejor” en los ámbitos  de la recuperación, la rehabilitación y la reconstrucción.

21.   En su  enfoque para  la reducción  del  riesgo  de  desastres, los Estados,  las  organizaciones regionales  e  internacionales  y  otros   actores  pertinentes  deben   tener   en  consideración  las actividades clave que se enumeran en relación con cada una de estas cuatro  prioridades y deben ponerlas en  práctica,  como  corresponda, teniendo en  cuenta  sus  respectivas capacidades, de conformidad con las leyes y la regulación nacionales.

22.   En el contexto de  la creciente interdependencia mundial,  se  precisa  de  una  cooperación internacional concertada, un entorno internacional propicio y medios de ejecución para estimular y contribuir al desarrollo de los conocimientos, las capacidades y la motivación para la reducción del riesgo de desastres a todos  los niveles, en particular en los países en desarrollo.


Prioridad 1: Comprender el riesgo de desastres

23.   Las políticas y prácticas para la gestión del riesgo de desastres deben basarse en una comprensión del riesgo de desastres en todas  sus dimensiones de vulnerabilidad, capacidad, grado de exposición de personas y bienes, características de las amenazas y entorno. Esos conocimientos se pueden aprovechar para la evaluación del riesgo previo a los desastres, para la prevención y mitigación y para la elaboración y aplicación de medidas  adecuadas de preparación y respuesta eficaz para casos de desastre.

Niveles nacional y local

24.   Para lograr lo anterior es importante:

a)   Fomentar la recopilación,  el análisis, la gestión  y el uso  de  datos  pertinentes e información práctica y garantizar su difusión teniendo en cuenta  las necesidades de las diferentes categorías de usuarios,  como corresponda;

b)   Alentar el recurso a bases de referencia y su fortalecimiento y evaluar periódicamente los riesgos de desastres, la vulnerabilidad,  la capacidad,  el grado  de  exposición, las características de las amenazas y la posible secuencia  de efectos  en las escalas  social y geográfica  pertinentes sobre los ecosistemas, con arreglo a las circunstancias nacionales;
c)    Elaborar, actualizar  periódicamente y difundir, como corresponda, información  sobre  el riesgo de desastres basada en la ubicación, incluidos mapas de riesgos, para los encargados de adoptar decisiones, el público en general y las comunidades con riesgo de exposición a los desastres, en un formato adecuado y utilizando, según proceda, tecnología de información geoespacial;

d)    Evaluar, registrar, compartir y dar a conocer al público, de manera sistemática, las pérdidas causadas por  desastres  y comprender el impacto  económico,  social, sanitario,  educativo y ambiental y en el patrimonio cultural, como corresponda, en el contexto de la información sobre la vulnerabilidad y el grado de exposición a amenazas referida a sucesos  específicos;

e)    Asegurar  que  la información  no confidencial  desglosada por  pérdidas sobre  el grado  de exposición a amenazas, la vulnerabilidad, los riesgos y los desastres esté disponible y accesible libremente, como corresponda;

f)    Promover el acceso  en tiempo  real a datos  fiables, hacer  uso de información  espacial  e in situ, incluidos los sistemas de  información  geográfica  (SIG), y utilizar las innovaciones  en materia de tecnología de la información y las comunicaciones para mejorar los instrumentos de medición y la recopilación, el análisis y la difusión de datos;

g)    Impartir  conocimientos a  los funcionarios   públicos  a todos  los  niveles,  la sociedad  civil, las comunidades y los voluntarios,  así como el sector  privado,  mediante el intercambio de experiencias, enseñanzas  extraídas y buenas  prácticas y mediante la  capacitación   y la educación  sobre  la reducción  del riesgo de desastres, en particular usando los mecanismos existentes de capacitación  y educación y de aprendizaje entre pares;

h)    Promover y mejorar el diálogo y la cooperación entre las comunidades científica y tecnológica, otros  actores pertinentes y los encargados de formular  políticas a fin de facilitar la conexión entre la ciencia y las políticas para un proceso eficaz de adopción de decisiones en la gestión del riesgo de desastres;

i)     Velar por que se aprovechen como corresponda los conocimientos y las prácticas tradicionales, indígenas   y  locales,  para   complementar  los  conocimientos  científicos  en  la  evaluación del  riesgo  de  desastres y en  la elaboración y aplicación  de  políticas,  estrategias, planes y programas para sectores específicos, con un enfoque intersectorial, que deberían adaptarse a las localidades y al contexto;

j)    Reforzar  la capacidad técnica  y científica para  aprovechar y consolidar  los conocimientos existentes, y para  elaborar y aplicar metodologías y modelos  para  evaluar  los riesgos  de desastres, las vulnerabilidades y el grado de exposición a todas  las amenazas;

k)    Fomentar las inversiones en innovación y desarrollo tecnológico en las investigaciones a largo plazo sobre  amenazas múltiples y orientadas a la búsqueda de soluciones  en la gestión  del riesgo de desastres a fin de abordar las carencias, los obstáculos, las interdependencias y los retos  sociales, económicos, educativos y ambientales y el riesgo de desastres;

l)     Promover la incorporación de  los conocimientos sobre  el riesgo  de  desastres, incluida la prevención,  mitigación,  preparación, respuesta, recuperación y rehabilitación en  casos  de desastre, en la educación académica y no académica, en la educación cívica a todos los niveles y en la educación y formación  profesional;

m)   Promover estrategias nacionales para reforzar la educación y sensibilización públicas sobre la reducción del riesgo de desastres, incluidos la información y los conocimientos sobre el riesgo de desastres, a través de campañas, las redes  sociales y la movilización de las comunidades, teniendo en cuenta  el público destinatario y sus necesidades;

n)    Aplicar la información sobre riesgos en todas  sus dimensiones de vulnerabilidad, capacidad y grado de exposición de las personas, comunidades, países y bienes, así como las características de las amenazas, para elaborar y aplicar políticas de reducción del riesgo de desastres;

o)    Reforzar  la colaboración entre las personas a nivel local para  difundir información  sobre  el riesgo de desastres mediante la implicación de organizaciones comunitarias y organizaciones no gubernamentales.

Niveles mundial y regional

25.   Para lograr lo anterior es importante:

a)    Potenciar el desarrollo y la difusión de metodologías y herramientas de base  científica que permitan registrar y comunicar  las  pérdidas causadas por  desastres y las  estadísticas  y datos  desglosados pertinentes, así como potenciar la creación de modelos,  la evaluación, la representación cartográfica y el seguimiento relativos a los riesgos de desastres y los sistemas de alerta temprana sobre amenazas múltiples;

b)    Promover la realización  de  estudios exhaustivos sobre  el riesgo  de  desastres debidos  a amenazas múltiples y la realización de evaluaciones y mapas regionales sobre  los riesgos de desastres que incluyan situaciones hipotéticas sobre el cambio climático;

c)    Promover y reforzar,  mediante la cooperación internacional, incluida  la transferencia de tecnología, el intercambio y uso de datos  e información no confidenciales, como corresponda, tecnologías de  las  comunicaciones  y tecnologías geoespaciales y  espaciales y  servicios conexos,  así como el acceso  a ellos; mantener y fortalecer las observaciones de la tierra  y el clima realizadas in situ y por teleobservación; y reforzar la utilización de los medios  de comunicación,  incluidas  las redes  sociales,  los medios  tradicionales, los macrodatos y las redes de telefonía móvil, en apoyo de las medidas  nacionales  para una comunicación efectiva de los riesgos de desastres, como corresponda y de conformidad con la legislación nacional;

d)    Promover iniciativas  comunes en  alianza  con  la comunidad científica  y tecnológica,  el sector académico y el sector privado para establecer, difundir y compartir buenas prácticas a nivel internacional;

e)    Apoyar la creación de sistemas y servicios locales, nacionales, regionales y mundiales sencillos para  el intercambio de información  sobre  buenas prácticas,  tecnologías rentables y fáciles de usar para la reducción del riesgo de desastres, y enseñanzas extraídas de las políticas, los planes y las medidas  para reducir el riesgo de desastres;

f)    Preparar campañas mundiales y regionales eficaces como instrumentos para la sensibilización y educación  públicas, basándose en las ya existentes (por ejemplo, la iniciativa titulada  “Un millón de escuelas  y hospitales seguros”, la campaña “Desarrollando ciudades  resilientes:  mi ciudad se está preparando”, el Premio Sasakawa de las Naciones Unidas para la Reducción de Desastres y el Día Internacional para  la Reducción de los Desastres, celebrado anualmente), para promover una cultura de prevención de desastres, resiliencia y ciudadanía responsable, generar comprensión de los riesgos de desastres, apoyar el aprendizaje mutuo e intercambiar experiencias; y alentar a todos los actores públicos y privados a participar activamente en ese tipo de iniciativas y a crear otras  nuevas  a nivel local, nacional, regional y mundial;

g)    Intensificar la labor  científica  y técnica  sobre  la reducción  del  riesgo  de  desastres y su movilización mediante la coordinación de las redes existentes y las instituciones de investigación científica a todos los niveles y en todas  las regiones, con el apoyo del Grupo Asesor Científico y Técnico de la Oficina de las Naciones Unidas para  la Reducción del Riesgo de Desastres, a fin de: fortalecer la base  empírica  para  apoyar  la aplicación del presente Marco; promover la investigación  científica sobre  las pautas, las causas  y los efectos  del riesgo de desastres; difundir  información  sobre  los riesgos  haciendo  el mejor  uso  posible  de  la tecnología  de información  geoespacial;  proporcionar orientaciones sobre  las metodologías y normas para la evaluación de riesgos, la creación de modelos sobre el riesgo de desastres y el uso de datos; detectar las carencias  en investigación  y tecnología y establecer recomendaciones acerca de las esferas prioritarias de investigación para la reducción del riesgo de desastres; promover y apoyar  la disponibilidad y aplicación de la ciencia y la tecnología  para la toma  de decisiones; contribuir  a la actualización  de la publicación “2009 UNISDR Terminología sobre  Reducción del Riesgo de Desastres”; utilizar los exámenes realizados después de los desastres como oportunidades para mejorar el aprendizaje y las políticas públicas; y difundir estudios;

h)    Alentar la disponibilidad de materiales patentados y protegidos por derechos de autor, incluso mediante concesiones negociadas, como corresponda;

i)     Mejorar el acceso y el apoyo a la innovación y la tecnología, así como a la investigación  a largo plazo sobre amenazas múltiples y orientada a las soluciones, en la gestión del riesgo de desastres.
Prioridad 2: Fortalecer la gobernanza del riesgo de desastres para gestionar dicho riesgo

26.   La gobernanza del  riesgo  de  desastres en  los planos  nacional,  regional  y mundial  es  de gran  importancia para  una gestión  eficaz y eficiente  del riesgo  de desastres a todos  los niveles. Es necesario contar  con  claros  objetivos,  planes,  competencia, directrices y coordinación    en los sectores y entre ellos, así como con la participación de los actores pertinentes. Por lo tanto, el  fortalecimiento de  la  gobernanza del  riesgo  de  desastres para   la  prevención,   mitigación, preparación, respuesta, recuperación y rehabilitación es necesario y fomenta la colaboración y las alianzas entre mecanismos e instituciones en la aplicación de los instrumentos pertinentes para la reducción del riesgo de desastres y el desarrollo sostenible.


Niveles nacional y local

27.  Para lograr lo anterior es importante:

a)    Incorporar e integrar la reducción  del riesgo  de desastres en todos  los sectores entre un sector y otro y examinar y promover la coherencia y ulterior desarrollo, como corresponda, de los marcos nacionales y locales de las leyes, regulaciones y políticas públicas que, al definir las distintas funciones y responsabilidades, ayuden a los sectores público y privado a lo siguiente: i) hacer frente al riesgo de desastres en los servicios y la infraestructura de propiedad pública o administrados o regulados por el Estado; ii) fomentar y proporcionar los incentivos que sean pertinentes para  movilizar a las personas, las familias, las comunidades y las empresas; iii) reforzar los mecanismos e iniciativas pertinentes para la transparencia del riesgo de desastres, que pueden incluir incentivos financieros, iniciativas de capacitación y sensibilización públicas, exigencias de presentación de informes  y medidas  legales y administrativas; y iv) poner  en marcha  estructuras de organización y coordinación;

b)    Adoptar y aplicar estrategias y planes nacionales y locales de reducción del riesgo de desastres con diferentes calendarios de ejecución, con metas,  indicadores y plazos, a fin de evitar  la creación de riesgos, reducir los riesgos existentes y aumentar la resiliencia económica, social, sanitaria y ambiental;

c)    Realizar una evaluación  de la capacidad técnica,  financiera  y administrativa de gestión  del riesgo de desastres para abordar los riesgos detectados a nivel local y nacional;

d)    Alentar a que se establezcan los mecanismos e incentivos  necesarios para  asegurar un alto grado  de cumplimiento de las disposiciones  vigentes  de mejora  de la seguridad de las leyes y reglamentos sectoriales, incluidas las relativas  al uso de la tierra  y la planificación urbana, los códigos de edificación, la gestión del medio ambiente y los recursos y las normas de salud y seguridad, y actualizarlas, cuando sea necesario,  para velar por que se preste una atención adecuada a la gestión del riesgo de desastres;

e)    Elaborar y fortalecer, como corresponda, los mecanismos para el seguimiento, la evaluación periódica  y la comunicación  pública  de  los avances  en  los planes  nacionales  y locales   y promover el escrutinio  público  y alentar los  debates  institucionales, en  particular entre legisladores y otros funcionarios  pertinentes, sobre los informes de los avances  en los planes locales y nacionales  para la reducción del riesgo de desastres;

f)    Asignar, como corresponda, funciones y tareas claras a los representantes comunitarios dentro de los procesos e instituciones de gestión del riesgo de desastres y los procesos de adopción de decisiones  al respecto, por medio de marcos  jurídicos pertinentes, y organizar consultas públicas y comunitarias extensas durante la elaboración de esas  leyes y reglamentos para apoyar  su aplicación;

g)    Establecer y fortalecer foros de coordinación gubernamental a nivel nacional y local integrados por actores pertinentes, tales como las plataformas nacionales y locales para la reducción del riesgo  de desastres, y un coordinador nacional  designado para  aplicar el Marco de Sendai para  la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030. Es necesario que esos  mecanismos se fundamenten en los marcos  institucionales nacionales  y dispongan de responsabilidades y facultades claramente asignadas para,  entre otras  cosas,  detectar los riesgos  sectoriales y multisectoriales de desastres, crear  conciencia y aumentar el conocimiento  del riesgo de desastres mediante el intercambio y la difusión de información  y datos  no confidenciales sobre el riesgo de desastres, contribuir a los informes sobre los riesgos de desastres locales y nacionales y coordinar esos informes, coordinar las campañas de sensibilización pública sobre el riesgo de desastres, facilitar y apoyar la cooperación multisectorial local (por ejemplo, entre las autoridades locales), y contribuir a la creación de planes nacionales y locales de gestión del riesgo de desastres y a la presentación de informes sobre dichos planes, así como a todas  las políticas pertinentes para  la gestión  del riesgo de desastres. Estas responsabilidades deben establecerse mediante leyes, reglamentos, normas y procedimientos;
h)    Facultar a las autoridades locales, como corresponda, por medios reguladores y financieros, para  que  trabajen y se  coordinen   con  la sociedad   civil, las  comunidades y los  pueblos y migrantes indígenas en la gestión del riesgo de desastres a nivel local;

i)     Alentar a los legisladores a que apoyen  la aplicación de medidas  de reducción  del riesgo de desastres mediante la elaboración de legislación nueva  pertinente o la modificación  de la existente y el establecimiento de asignaciones presupuestarias;

j)    Promover el desarrollo de normas de calidad, como certificaciones y premios  en materia de gestión  del riesgo de desastres, con la participación del sector  privado, la sociedad  civil, las asociaciones profesionales, las organizaciones científicas y las Naciones Unidas;

k)    Formular   políticas  públicas,  cuando   corresponda,  destinadas  a  abordar  las  cuestiones relacionadas con  la prevención o el traslado, cuando  sea  posible,  de  los  asentamientos humanos ubicados en zonas expuestas a riesgo de desastres, con sujeción al derecho interno y los sistemas jurídicos nacionales.


Niveles mundial y regional

28.   Para lograr lo anterior es importante:

a)    Orientar la acción a nivel regional mediante mecanismos y estrategias regionales y subregionales convenidos  para la cooperación en la reducción del riesgo de desastres, como corresponda, a la luz del presente Marco, a fin de promover una planificación más eficiente, crear sistemas comunes de información e intercambiar buenas prácticas y programas para la cooperación y el desarrollo de capacidad, en particular para abordar los riesgos de desastres comunes y transfronterizos;

b)    Fomentar la colaboración entre los mecanismos e instituciones mundiales  y regionales en aras de la aplicación y la coherencia de los instrumentos y herramientas pertinentes para la reducción del riesgo de desastres, como los relativos  al cambio climático, la biodiversidad, el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, el medio ambiente, la agricultura, la salud, la alimentación y la nutrición y otros ámbitos,  como corresponda;

c)    Participar activamente en la Plataforma Mundial para la Reducción del Riesgo de Desastres, las plataformas regionales y subregionales para la reducción del riesgo de desastres y las plataformas temáticas, a fin de forjar alianzas, evaluar periódicamente los avances realizados en la aplicación e intercambiar prácticas y conocimientos sobre programas, políticas e inversiones adaptados al riesgo de desastres, en particular en materia de desarrollo y clima, como corresponda, así como de promover la integración de la gestión del riesgo de desastres en otros sectores pertinentes. Las organizaciones intergubernamentales regionales deben  desempeñar un papel importante en las plataformas regionales para la reducción del riesgo de desastres;

d)    Promover la cooperación transfronteriza  para  facilitar  las  políticas  y la planificación  con miras  a la aplicación de enfoques ecosistémicos en relación  con los recursos compartidos, por ejemplo  en las cuencas  fluviales y a lo largo de las costas,  para  aumentar la resiliencia y reducir el riesgo de desastres, incluido el riesgo de epidemias y desplazamientos;

e)    Promover el aprendizaje mutuo y el intercambio de buenas prácticas e información por medio, entre otras cosas, de exámenes entre pares realizados voluntariamente y por iniciativa propia entre los Estados  interesados;

f)    Promover el fortalecimiento, cuando corresponda, de mecanismos voluntarios internacionales para vigilar y evaluar los riesgos de desastres, incluidos los datos y la información pertinentes, aprovechando la experiencia adquirida con el sistema de seguimiento del Marco de Acción de Hyogo. Dichos mecanismos pueden promover el intercambio de información  no confidencial sobre  el riesgo  de  desastres con  los órganos gubernamentales nacionales  y los actores pertinentes en aras de un desarrollo social y económico sostenible.


Prioridad 3: Invertir en la reducción del riesgo de desastres para la resiliencia


29.    Las inversiones públicas y privadas  para  la prevención y reducción  del riesgo  de desastres mediante medidas  estructurales y no estructurales son  esenciales para  aumentar la resiliencia económica,  social, sanitaria y cultural  de las personas, las comunidades, los países  y sus bienes, así como del medio ambiente. Estos  factores pueden impulsar  la innovación, el crecimiento  y la creación de empleo. Esas medidas  son eficaces en función del costo y fundamentales para  salvar vidas, prevenir y reducir las pérdidas y asegurar la recuperación y rehabilitación efectivas.


Niveles nacional y local


30.   Para lograr lo anterior es importante:

a)    Asignar los recursos necesarios, incluidos recursos financieros y logísticos, como corresponda, a todos  los niveles  de la administración para  desarrollar y poner  en práctica  estrategias, políticas, planes, leyes y reglamentos para  la reducción  del riesgo de desastres en todos  los sectores pertinentes;

b)    Promover mecanismos para  transferencia y seguros del riesgo  de  desastres, distribución y retención de riesgos y protección financiera, como corresponda, para las inversiones tanto públicas como privadas a fin de reducir las consecuencias financieras de los desastres para los gobiernos  y las sociedades, en zonas urbanas y rurales;

c)    Potenciar, como corresponda, las inversiones públicas y privadas para la resiliencia a los desastres, en particular a través de lo siguiente: medidas estructurales, no estructurales y funcionales para la prevención y reducción del riesgo de desastres en instalaciones vitales, en particular escuelas y hospitales e infraestructura física; mejora de la construcción desde el principio para resistir las amenazas mediante técnicas  de diseño  y construcción adecuadas que incluyan los principios de diseño universal y la normalización  de los materiales de construcción; el reforzamiento y la reconstrucción; el fomento de una cultura de mantenimiento; y la toma en consideración de las evaluaciones del impacto económico, social, estructural, tecnológico y ambiental;

d)    Proteger o apoyar  la protección de las instituciones culturales y de colección y otros  lugares de interés desde  el punto de vista histórico, religioso y del patrimonio cultural;

e)    Promover la resiliencia al riesgo  de desastres de los lugares  de trabajo mediante medidas estructurales y no estructurales;

f)    Promover la incorporación de las evaluaciones del riesgo  de desastres en la elaboración y aplicación de políticas territoriales, incluidas la planificación urbana,  las evaluaciones de la degradación de las tierras y las viviendas informales y no permanentes, y el uso de directrices y herramientas de seguimiento basadas en los cambios demográficos y ambientales previstos;

g)    Promover la incorporación de la evaluación,  la representación cartográfica y la gestión  del riesgo de desastres en la planificación y gestión del desarrollo rural de, entre otras  cosas, las montañas, los ríos, las llanuras costeras inundables,  las tierras áridas, los humedales y todas las demás zonas propensas a sequías e inundaciones, incluso determinando las zonas que son seguras para los asentamientos humanos y preservando al mismo tiempo las funciones de los ecosistemas que contribuyen a reducir los riesgos;

h)    Alentar  la revisión de los códigos y normas de edificación y las prácticas de rehabilitación y reconstrucción existentes, o el desarrollo de nuevos  códigos, normas y prácticas,  a nivel nacional o local, como corresponda, con el objetivo de facilitar su aplicación en el contexto local, en  particular en  los asentamientos humanos informales  y marginales, y reforzar la capacidad para implementar, supervisar y hacer cumplir esos códigos, mediante un enfoque adecuado, con miras a promover estructuras resistentes a los desastres;

i)     Aumentar la resiliencia de los sistemas sanitarios nacionales, incluso integrando la gestión del riesgo de desastres en la atención primaria, secundaria y terciaria  de la salud, especialmente a nivel local, desarrollando la capacidad de los trabajadores de la salud para  comprender el riesgo de desastres y aplicar enfoques para  la reducción  del riesgo de desastres en la labor médica, promoviendo y fortaleciendo los medios de capacitación  en el ámbito de la medicina aplicada a desastres, y apoyando y capacitando a grupos  de atención sanitaria comunitaria en lo relativo a los enfoques de reducción del riesgo de desastres en los programas sanitarios, en  colaboración con  otros  sectores, así  como  en  la aplicación  del  Reglamento Sanitario Internacional (2005) de la Organización Mundial de la Salud;

j)    Fortalecer el diseño y la aplicación de políticas inclusivas y mecanismos de protección social, incluso mediante la implicación comunitaria, integrados con programas para mejorar los medios de vida, y el acceso a servicios sanitarios básicos, incluso de salud materna, neonatal e infantil, salud sexual y reproductiva, seguridad alimentaria y nutrición, vivienda y educación, con el fin de erradicar la pobreza, encontrar soluciones  duraderas en la fase posterior a los desastres y empoderar y ayudar a las personas afectadas de manera desproporcionada por los desastres;
k)    Las  personas  con  enfermedades  crónicas   y  potencialmente  mortales,  debido   a  sus necesidades especiales, deben  ser  incluidas en el diseño  de las políticas y los planes  para gestionar sus riesgos antes, durante y después de los desastres, incluido su acceso a servicios de salvamento;

l)     Alentar la adopción  de políticas y programas que aborden la movilidad humana producida por desastres para reforzar la resiliencia de las personas afectadas y de las comunidades de acogida, de conformidad con el derecho interno y las circunstancias nacionales;

m)   Promover, como corresponda, la integración de consideraciones y medidas  de reducción del riesgo de desastres en los instrumentos financieros y fiscales;

n)    Reforzar el uso y la ordenación sostenibles de los ecosistemas y aplicar enfoques integrados de ordenación del medio ambiente y los recursos naturales que incorporen la reducción  del riesgo de desastres;

o)    Aumentar la resiliencia de las operaciones comerciales  y la protección de los medios de vida y los bienes de producción en todas  las cadenas de suministro, asegurar la continuidad de los servicios e integrar la gestión del riesgo de desastres en los modelos y prácticas comerciales;

p)    Reforzar la protección de los medios de vida y los bienes de producción, incluidos el ganado, los animales de labor, los aperos y las semillas;

q)    Promover e integrar enfoques de gestión  del riesgo  de desastres en toda  la industria  del turismo, habida cuenta de que a menudo se depende en gran medida del turismo como factor clave para impulsar la economía.


Niveles mundial y regional


31.   Para lograr lo anterior es importante:

a)    Promover la coherencia en todos  los sistemas, sectores y organizaciones relacionados con el desarrollo sostenible y con la reducción  del riesgo  de desastres en sus políticas, planes, programas y procesos;

b)    Promover el desarrollo y fortalecimiento de los mecanismos e instrumentos de transferencia y distribución  del  riesgo  de  desastres, en  estrecha cooperación con  los asociados de  la comunidad internacional, las empresas, las instituciones financieras  internacionales y otros actores pertinentes;

c)    Promover la cooperación entre las entidades y redes académicas, científicas y de investigación y el sector  privado a fin de desarrollar nuevos productos y servicios para ayudar  a reducir el riesgo de desastres, en particular los que puedan prestar asistencia a los países en desarrollo y hacer frente a sus problemas específicos;

d)    Alentar la coordinación entre las instituciones financieras  mundiales y regionales con miras a evaluar y prever los posibles efectos  económicos y sociales de los desastres;

e)    Intensificar la cooperación entre las autoridades sanitarias y otros actores pertinentes a fin de reforzar la capacidad de los países para gestionar el riesgo de desastres en relación con la salud, aplicar el Reglamento Sanitario Internacional (2005) y crear sistemas sanitarios resilientes;

f)    Reforzar y promover la colaboración y la creación de capacidad para  proteger los bienes  de producción, incluidos el ganado, los animales de labor, los aperos y las semillas;

g)    Promover y apoyar  el desarrollo de redes  de protección social como medidas  de reducción del riesgo de desastres vinculadas a programas de mejora de los medios de vida e integradas en esos programas, a fin de asegurar la resiliencia ante las crisis a nivel de los hogares y las comunidades;

h)    Reforzar y ampliar las acciones internacionales destinadas a erradicar el hambre y la pobreza mediante la reducción del riesgo de desastres;

i)     Promover y apoyar  la colaboración entre los actores públicos y privados  pertinentes para aumentar la resiliencia de las empresas a los desastres.
Prioridad 4: Aumentar la preparación para casos de desastre  a fin de dar una respuesta  eficaz y “reconstruir mejor” en los ámbitos de la recuperación, la rehabilitación y la reconstrucción

32.   El crecimiento  constante del riesgo de desastres, incluido el aumento del grado de exposición de las personas y los bienes, combinado  con las enseñanzas extraídas de desastres pasados, pone de manifiesto  la necesidad de fortalecer aún más la preparación para casos de desastres, adoptar medidas  con anticipación a los acontecimientos, integrar la reducción del riesgo de desastres en la preparación y asegurar que se cuente  con capacidad suficiente para una respuesta y recuperación eficaces a todos  los niveles. Es esencial empoderar a las mujeres  y las personas con discapacidad para  que  encabecen y promuevan públicamente enfoques basados en  la equidad  de  género  y el acceso  universal  en  materia de  respuesta,  recuperación, rehabilitación y reconstrucción. Los desastres han demostrado que la fase de recuperación, rehabilitación y reconstrucción, que debe prepararse con antelación al desastre, es una oportunidad fundamental para  “reconstruir mejor”, entre otras  cosas  mediante la integración de la reducción  del riesgo de desastres en las medidas de desarrollo,  haciendo que las naciones y las comunidades sean resilientes a los desastres.


Niveles nacional y local


33.   Para lograr lo anterior es importante:

a)    Preparar o  examinar   y  actualizar   periódicamente  los  planes,  políticas  y  programas de preparación y contingencia  para  casos  de desastre con la participación de las instituciones pertinentes, teniendo en cuenta  las hipótesis  de cambio climático y sus efectos  en el riesgo de desastres, y facilitando como corresponda la participación de todos  los sectores y de los actores pertinentes;

b)    Desarrollar, mantener y fortalecer sistemas de alerta temprana y de predicción de amenazas múltiples  que  sean  multisectoriales y estén centrados en  las  personas, mecanismos de comunicación  de  emergencias y riesgos  de  desastres, tecnologías sociales  y sistemas de telecomunicaciones para  la supervisión de  amenazas, e invertir  en  ellos; desarrollar esos sistemas mediante un proceso participativo; adaptarlos a las necesidades de los usuarios, teniendo en cuenta las particularidades sociales y culturales, en especial de género; promover el uso de equipo e instalaciones de alerta  temprana sencillos y de bajo costo; y ampliar los canales de difusión de información de alerta temprana sobre desastres naturales;

c)    Promover la resiliencia de la infraestructura vital nueva y existente, incluidas las de abastecimiento de agua, transporte y telecomunicaciones, las instalaciones educativas, los hospitales y otras instalaciones sanitarias, para  asegurar que  sigan  siendo  seguras, eficaces  y operacionales durante y después de los desastres a fin de prestar servicios esenciales y de salvamento;

d)    Establecer centros comunitarios para  promover la sensibilización  pública y almacenar los materiales necesarios para realizar las actividades de rescate y socorro;

e)    Adoptar políticas y acciones públicas en apoyo de la labor de los empleados del sector público con miras a establecer o reforzar mecanismos y procedimientos de coordinación y financiación para la asistencia de socorro y planificar y preparar la recuperación y reconstrucción después de los desastres;

f)    Capacitar a la fuerza de trabajo existente y a los trabajadores voluntarios en la respuesta a los desastres y reforzar las capacidades técnica y logística para asegurar una mejor respuesta en situaciones de emergencia;

g)    Asegurar  la continuidad de las operaciones y la planificación, incluida la recuperación social y económica, y la prestación de servicios básicos en la fase posterior a los desastres;

h)    Promover la realización  de ejercicios periódicos  de preparación, respuesta y recuperación ante  los desastres, incluidos simulacros  de evacuación,  la capacitación  y el establecimiento de  sistemas de  apoyo  por  zonas,  con el fin de  asegurar una  respuesta rápida  y eficaz a los desastres y los desplazamientos conexos,  incluido el acceso  a refugios  y a suministros esenciales de socorro  alimenticios y no alimenticios, según las necesidades locales;

i)     Promover  la  cooperación  de   diversas   instituciones,  múltiples   autoridades  y  actores pertinentes a todos  los niveles,  incluidas  las comunidades y empresas afectadas, habida cuenta  de la naturaleza compleja y costosa de la reconstrucción después de los desastres, bajo la coordinación de las autoridades nacionales;

j)    Promover la  incorporación  de  la  gestión   del  riesgo  de  desastres en  los  procesos  de recuperación y rehabilitación después de los desastres, facilitar los vínculos entre el socorro, la rehabilitación y el desarrollo, aprovechar las oportunidades durante la fase de recuperación para desarrollar capacidades que permitan reducir el riesgo de desastres a corto, mediano y largo plazo, entre otras cosas mediante medidas como la planificación territorial, la mejora de las normas estructurales y el intercambio de experiencias, conocimientos, exámenes después de los desastres y enseñanzas extraídas, e integrar la reconstrucción después de los desastres en el desarrollo económico y social sostenible de las zonas afectadas. Esto debería  aplicarse también a los asentamientos temporales de personas desplazadas por los desastres;

k)    Elaborar directrices para la preparación con miras a la reconstrucción después de los desastres, por ejemplo en relación con la planificación territorial y la mejora de las normas estructurales, en particular basándose en las enseñanzas extraídas de los programas de recuperación y reconstrucción implementados durante el decenio transcurrido desde  la adopción  del Marco de Acción de Hyogo, e intercambiando experiencias, conocimientos y enseñanzas extraídas;

l)     Considerar la posibilidad de trasladar las instalaciones e infraestructuras públicas a lugares situados fuera  de las zonas  de riesgo, cuando  sea posible, en el proceso de reconstrucción después de los desastres, en consulta  con las personas afectadas, como corresponda;

m)   Reforzar  la capacidad de las autoridades locales para  evacuar  a las personas que vivan en zonas propensas a los desastres;

n)    Establecer un mecanismo de  registro de  casos  y una  base  de  datos  sobre  la mortalidad causada por los desastres a fin de mejorar la prevención de la morbilidad y la mortalidad;

o)    Reforzar  los planes  de  recuperación para  prestar servicios  de  apoyo  psicosocial  y salud mental a todas  las personas necesitadas;

p)    Examinar  y  reforzar,  como  corresponda,  las  leyes  y  procedimientos  nacionales   sobre cooperación internacional, sobre la base de las Directrices sobre la Facilitación y Reglamentación Nacionales de las Operaciones Internacionales de Socorro en Casos de Desastre y Asistencia para la Recuperación Inicial.


Niveles mundial y regional


34.   Para lograr lo anterior es importante:

a)    Desarrollar y fortalecer, como corresponda, enfoques regionales y mecanismos operacionales coordinados a fin de prepararse para los desastres y asegurar una respuesta rápida y eficaz en las situaciones en que las capacidades de cada país para  hacer frente a los desastres se vean superadas;

b)    Promover el ulterior  desarrollo y difusión  de  instrumentos tales  como  normas,  códigos, guías operacionales y otros  instrumentos de orientación,  con el fin de apoyar  la actuación coordinada en  la  preparación y respuesta a  los  desastres y facilitar  el  intercambio de información  sobre  las enseñanzas extraídas y las mejores  prácticas sobre  las políticas y los programas de reconstrucción después de los desastres;

c)    Promover el desarrollo ulterior de mecanismos regionales eficaces de alerta temprana sobre amenazas múltiples que sean efectivos y compatibles a nivel nacional, así como la inversión en ellos, como corresponda, en consonancia con el Marco Mundial para los Servicios Climáticos, y facilitar la distribución y el intercambio de información entre todos los países;

d)    Reforzar  los mecanismos internacionales, como la Plataforma Internacional de Recuperación, para el intercambio de experiencias y aprendizaje entre los países y todos los actores pertinentes;

e)    Apoyar,  como   corresponda,  los  esfuerzos  que   realizan   las  entidades  pertinentes  de las  Naciones  Unidas  para   reforzar y  aplicar  los  mecanismos mundiales   sobre   asuntos hidrometeorológicos con miras a crear conciencia y mejorar la comprensión de los riesgos de desastres relacionados con el agua y sus efectos  en la sociedad, y promover las estrategias para la reducción del riesgo de desastres que soliciten los Estados;

f)    Apoyar la cooperación regional destinada a abordar la preparación para  casos  de desastre, entre otras  cosas mediante ejercicios y simulacros comunes;

g)    Promover protocolos regionales para facilitar el intercambio de capacidades y recursos para la respuesta durante y después de los desastres;

h)    Capacitar a la fuerza de trabajo existente y a los voluntarios en la respuesta a los desastres.


V. Función de los actores pertinentes


35.   Si bien los Estados tienen la responsabilidad general de reducir el riesgo de desastres, se trata de una responsabilidad compartida entre los gobiernos  y los actores pertinentes. En particular,  los actores no estatales desempeñan un papel importante como facilitadores del apoyo proporcionado a los Estados, con arreglo a las políticas, leyes y regulaciones nacionales, en la aplicación del presente Marco a nivel local, nacional, regional  y mundial. Su compromiso, buena  voluntad,  conocimiento, experiencia y recursos serán  necesarios.

36.   Al determinar las funciones  y responsabilidades específicas  que  corresponden a los actores pertinentes, y al mismo tiempo basarse en los instrumentos internacionales existentes oportunos, los Estados deberían alentar a todos los actores públicos y privados a realizar las siguientes medidas:

a)    La sociedad  civil, los voluntarios,  las organizaciones de trabajo voluntario  organizado y las organizaciones comunitarias deben  participar,  en colaboración con las instituciones públicas, para, entre otras cosas, proporcionar conocimientos específicos y orientación pragmática en el contexto de la elaboración y aplicación de marcos normativos, estándares y planes para reducir el riesgo de desastres, participar en la ejecución de los planes y estrategias locales, nacionales, regionales y mundiales, prestar apoyo y contribuir a la sensibilización pública, a crear una cultura de prevención y a educar  sobre  el riesgo de desastres, y abogar  por comunidades resilientes y por una gestión  del riesgo de desastres inclusiva para  toda  la sociedad  que refuercen las sinergias entre los grupos, como corresponda. Al respecto, cabe señalar lo siguiente:

i)     La participación de las mujeres  es fundamental para  gestionar eficazmente el riesgo de desastres, así como para diseñar, dotar de recursos y poner en práctica políticas, planes y programas de reducción del riesgo de desastres con perspectiva de género; es necesario que se adopten medidas  de creación de capacidad con el fin de empoderar a las mujeres para  la preparación ante  los desastres y de  desarrollar su  capacidad para  asegurar medidos alternativos de vida en situaciones posteriores a los desastres;

ii)    Los  niños y los jóvenes  son  agentes de cambio  y se les debe  facilitar el espacio  y las modalidades para  contribuir  a la reducción  del riesgo  de  desastres, con  arreglo  a la legislación, la práctica nacional y los planes de estudios;

iii)    Las personas con  discapacidad y sus  organizaciones son  fundamentales para  evaluar el riesgo  de desastres y para  diseñar  y poner  en práctica  planes  adaptados a requisitos específicos, teniendo en consideración, entre otras cosas, los principios del diseño universal;

iv)   Las personas de edad tienen años de conocimientos, aptitudes y sabiduría, que son bienes inestimables para reducir el riesgo de desastres, y deben  ser incluidas en el diseño de las políticas, planes y mecanismos, incluidos los de alerta temprana;

v)    Los pueblos indígenas, por su experiencia y sus conocimientos tradicionales, proporcionan una contribución  importante al desarrollo y ejecución de planes y mecanismos, incluidos los de alerta temprana;

vi)   Los  migrantes  contribuyen a  la  resiliencia  de  las  comunidades y  sociedades y  sus conocimientos, aptitudes y capacidades pueden ser de utilidad en el diseño y la aplicación de las medidas  de reducción del riesgo de desastres;

b)    El sector académico y las entidades y redes científicas y de investigación deben centrarse en los factores y las situaciones hipotéticas de riesgo de desastres, incluidos los riesgos emergentes de desastres, a mediano  y largo plazo, aumentar la investigación  para la aplicación regional, nacional y local, apoyar  las iniciativas de las comunidades y las autoridades locales, y apoyar la interacción  entre las políticas y la ciencia para la toma de decisiones;

c)    Las empresas, las asociaciones profesionales, las instituciones financieras  del sector  privado, incluidos los reguladores financieros y los organismos de contabilidad, así como las fundaciones filantrópicas,  deben  integrar la gestión  del riesgo de desastres, incluida la continuidad de las operaciones, en los modelos y prácticas de negocios mediante inversiones con conocimiento del riesgo de desastres, especialmente en las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, sensibilizar y capacitar a sus empleados y clientes, involucrarse y apoyar  la investigación  y la innovación, así como el desarrollo tecnológico para la gestión del riesgo de desastres, compartir y difundir conocimientos, prácticas e información no confidencial, y participar activamente, como corresponda y con la orientación del sector privado, en la elaboración de marcos  normativos y normas tecnológicas  que incorporen la gestión del riesgo de desastres;

d)    Los medios  de comunicación  deben  desempeñar un papel  activo  e inclusivo a nivel local, nacional, regional  y mundial  contribuyendo a la sensibilización  y entendimiento públicos y difundiendo información exacta y no confidencial sobre los riesgos de desastre, las amenazas y los desastres, incluidos los desastres en pequeña escala, de una manera sencilla, transparente, fácil de entender y accesible, en estrecha cooperación con las autoridades nacionales, aprobar políticas de comunicación específicas para la reducción del riesgo de desastres, apoyar, como corresponda, los sistemas de alerta  temprana y las medidas  de protección y salvamento, y estimular una cultura de prevención y una fuerte participación de la comunidad en campañas de educación  pública sostenidas y consultas públicas a todos  los niveles de la sociedad,  de conformidad con las prácticas nacionales.

37.   Con referencia a la resolución  68/211 de la Asamblea  General, de 20 de diciembre  de 2013, los compromisos asumidos por  los actores pertinentes son  importantes para  definir modalidades de cooperación y para  aplicar el presente Marco. Esos compromisos deben  ser específicos y contar  con plazos concretos con el fin de apoyar  la creación de alianzas a nivel local, nacional, regional y mundial y la ejecución de los planes y estrategias locales y nacionales para la reducción del riesgo de desastres. Se alienta  a todos  los actores a dar a conocer  sus compromisos y su cumplimiento en apoyo  de la aplicación del presente Marco o de los planes nacionales  y locales de gestión  del riesgo de desastres por medio del sitio web de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres.


VI. Cooperación internacional y alianzas mundiales

Consideraciones generales

38.   Habida cuenta  de sus capacidades diferentes y de la relación entre el nivel de apoyo  que se les preste y la medida en que puedan aplicar el presente Marco, los países en desarrollo necesitan que se les proporcionen mejores medios de aplicación, incluidos recursos suficientes, sostenibles y oportunos, mediante la cooperación internacional y las alianzas mundiales para el desarrollo, y apoyo internacional continuado, con el fin de intensificar los esfuerzos que realizan para reducir el riesgo de desastres.

39.   La cooperación internacional para  reducir  el riesgo  de  desastres incluye  una  variedad  de fuentes y es un elemento vital en el apoyo  a los esfuerzos que realizan  los países  en desarrollo para reducir el riesgo de desastres.

40.   Para  afrontar las disparidades económicas  y la disparidad en  la innovación  tecnológica  y la capacidad de investigación  entre los países  es fundamental potenciar la transferencia de tecnología con un proceso que  posibilite y facilite los flujos de aptitudes, conocimientos, ideas,  saber  hacer  y tecnología de los países desarrollados a los países en desarrollo en la aplicación del presente Marco.

41.   Los países en desarrollo propensos a desastres, en particular los países menos adelantados, los pequeños Estados  insulares  en desarrollo,  los países en desarrollo sin litoral y los países africanos, así como los países de ingresos  medianos que afrontan dificultades  especiales, merecen particular atención en vista de sus mayores niveles de vulnerabilidad  y riesgo, que a menudo  superan con creces  su capacidad para  responder y recuperarse de los desastres. Esa vulnerabilidad  requiere el fortalecimiento urgente de la cooperación internacional y la creación  de alianzas  auténticas y duraderas en los planos  regional  e internacional con el fin de ayudar  a los países  en desarrollo a aplicar el presente Marco, de conformidad con sus prioridades y necesidades nacionales.  También debe prestarse una asistencia y atención apropiadas a otros  países propensos a los desastres con características especiales, como los países archipelágicos  y los países con litorales extensos.

42.   Los  desastres  pueden perjudicar   de  manera  desproporcionada a  los  pequeños  Estados insulares  en  desarrollo debido  a sus  vulnerabilidades únicas  y particulares. Los efectos  de  los desastres, algunos  de los cuales  han  aumentado en intensidad y se han visto agravados por el cambio  climático,  impiden  que  esos  Estados   avancen   hacia  un  desarrollo sostenible.  Habida cuenta  de que los pequeños Estados  insulares  en desarrollo constituyen un caso especial, existe la necesidad fundamental de aumentar la resiliencia y prestar especial apoyo mediante la aplicación de  las  Modalidades   de  Acción Acelerada  para  los  Pequeños Estados   Insulares en  Desarrollo (Trayectoria de Samoa); en lo que respecta a la reducción del riesgo de desastres.

43.   Los países  africanos  siguen  afrontando desafíos  relacionados con los desastres y mayores riesgos, incluso los relacionados con el aumento de la resiliencia de la infraestructura, con la salud y con los medios  de vida. Esos desafíos  requieren una mayor  cooperación internacional y que se preste apoyo suficiente a esos países, para que puedan aplicar el presente Marco.

44.   La cooperación Norte-Sur,  complementada con  la  cooperación Sur-Sur  y la  cooperación triangular, ha  demostrado ser  clave para  reducir  el riesgo  de  desastres, y es  necesario seguir fortaleciendo la cooperación en  ambas esferas. Las alianzas  desempeñan un importante papel adicional al aprovechar todo  el potencial  de los países  y apoyar  sus capacidades nacionales  en la gestión  del riesgo de desastres, así como en mejorar  el bienestar económico, sanitario y social de las personas, las comunidades y los países.

45.   Los esfuerzos que realizan los países en desarrollo en ofrecer cooperación Sur-Sur y triangular no deberían reducir la cooperación Norte-Sur procedente de los países desarrollados, a la que complementan.

46.   La financiación  procedente  de  diversas   fuentes  internacionales, la  transferencia  pública y  privada   de  tecnología   ecológicamente racional  fiable,  asequible,   adecuada y  moderna, en condiciones  preferenciales y de  favor  mutuamente convenidas,   la  asistencia a  los  países  en desarrollo para  la creación de capacidad y unos entornos institucionales y normativos propicios a todos  los niveles son medios importantísimos para reducir el riesgo de desastres.

Medios de aplicación

47.   Para lograr lo anterior es necesario:

a)    Reafirmar  que  los países  en desarrollo necesitan que  se preste mayor  apoyo  internacional coordinado,  sostenido y suficiente  para  la reducción  del riesgo  de desastres, en particular a los países  menos  adelantados, los pequeños Estados  insulares  en desarrollo,  los países  en desarrollo sin litoral y los países  africanos,  así como a los países  de ingresos  medianos que afrontan desafíos específicos, a través de cauces bilaterales y multilaterales, incluso mediante la prestación de mayor apoyo técnico y financiero y la transferencia de tecnología en condiciones preferenciales y de favor, mutuamente convenidas,  para el desarrollo y fortalecimiento de sus capacidades;

b)    Aumentar el acceso  de los Estados,  en particular los países  en desarrollo,  a la financiación, la  tecnología   ecológicamente racional,  la  ciencia  y  la  innovación  inclusiva,  así  como  el conocimiento  y el intercambio de información  mediante los mecanismos existentes, a saber, los arreglos de colaboración bilaterales, regionales y multilaterales, como las Naciones Unidas y otros órganos competentes;

c)    Promover la utilización y la ampliación de plataformas temáticas de cooperación, tales como consorcios  mundiales  de tecnología  y sistemas mundiales  para  compartir el saber  hacer,  la innovación y la investigación  y asegurar el acceso  a la tecnología  y la información  sobre  la reducción del riesgo de desastres;

d)    Incorporar las medidas  de reducción  del riesgo de desastres en programas de asistencia para el desarrollo multilaterales y bilaterales en todos  los sectores y entre un sector  y otro, como corresponda, en relación con la reducción de la pobreza, el desarrollo sostenible, la gestión de los recursos naturales, el medio ambiente, el desarrollo urbano y la adaptación al cambio climático.


Apoyo de las organizaciones internacionales


48.   Para apoyar  la aplicación del presente Marco es necesario lo siguiente:

a)    Las Naciones  Unidas y otras  organizaciones internacionales y regionales,  las instituciones financieras  internacionales y regionales y los organismos donantes dedicados a la reducción del  riesgo  de  desastres deben   intensificar,   como  corresponda,  la  coordinación   de  sus estrategias a este respecto;

b)    Las entidades del sistema de las Naciones  Unidas, incluidos los fondos  y programas y los organismos especializados, mediante el Plan  de  Acción de  las  Naciones  Unidas  sobre  la Reducción  del  Riesgo  de  Desastres para  la Resiliencia, los  marcos   de  asistencia de  las Naciones Unidas para  el desarrollo y los programas para  los países, deben  promover el uso óptimo de los recursos y apoyar  a los países en desarrollo que lo soliciten en la aplicación del presente Marco, en coordinación con otros marcos pertinentes, como el Reglamento Sanitario Internacional (2005), incluso mediante el desarrollo y el fortalecimiento de las capacidades y a través de programas claros y específicos en apoyo de las prioridades de los Estados  de una manera equilibrada, bien coordinada y sostenible, en el marco de sus respectivos mandatos;
c)    La Oficina de las Naciones Unidas para  la Reducción del Riesgo de Desastres, en particular, debe  apoyar  la aplicación,  el seguimiento y la revisión  del  presente Marco  mediante: la preparación de exámenes periódicos  sobre  los progresos realizados,  en particular para  la Plataforma Mundial para  la Reducción  del Riesgo de Desastres y, según  corresponda, de forma  oportuna, junto con el proceso de seguimiento de las Naciones Unidas; el apoyo  a la elaboración de indicadores y mecanismos de seguimiento coherentes mundiales y regionales y en coordinación, cuando corresponda, con otros mecanismos pertinentes para el desarrollo sostenible y el cambio climático; y la actualización  del sistema existente de seguimiento de la aplicación del Marco de Acción de Hyogo basado en la web; la participación activa en la labor del Grupo Interinstitucional y de Expertos  sobre  los Indicadores de los Objetivos de Desarrollo  Sostenible;  la elaboración de orientaciones prácticas con base  empírica  para  la aplicación, en estrecha colaboración con los Estados  y mediante la movilización de expertos; el fortalecimiento de una cultura  de prevención entre los actores pertinentes por medio del apoyo a la elaboración de normas a cargo de expertos y organizaciones técnicas, las iniciativas de  promoción  y la difusión  de  información  sobre  los riesgos,  las políticas  y las prácticas relativas al riesgo de desastres, así como por medio de la educación y la capacitación  sobre la reducción del riesgo de desastres a través de organizaciones afiliadas; el apoyo a los países, entre otras  cosas mediante las plataformas nacionales  o sus equivalentes, para que elaboren planes  nacionales  y el seguimiento de las tendencias y los modelos  de riesgo de desastres, pérdidas y repercusiones; la convocatoria de la Plataforma Mundial para  la Reducción del Riesgo de Desastres y el apoyo a la organización de plataformas regionales para la reducción del riesgo  de  desastres en  cooperación con las organizaciones regionales;  la toma  de  la iniciativa para  la revisión del Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre  la Reducción del Riesgo de Desastres para la Resiliencia; la facilitación de la mejora del Grupo Asesor Científico y Técnico de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, así como la continuación de los servicios a dicho grupo, en su labor científica y técnica relativa a la reducción  del riesgo  de desastres; la puesta en marcha,  en estrecha coordinación  con los Estados,  de la actualización  de la publicación titulada  “2009 UNISDR Terminología sobre Reducción del Riesgo de Desastres”, en consonancia con la terminología convenida  por los Estados; y el mantenimiento del registro de compromisos de los actores pertinentes;

d)    Las instituciones financieras  internacionales, como el Banco Mundial y los bancos  regionales de desarrollo,  deben  estudiar las prioridades del presente Marco con el fin de proporcionar apoyo financiero y préstamos para la reducción integrada del riesgo de desastres a los países en desarrollo;

e)    Otras   organizaciones  internacionales  y  órganos  creados  en  virtud  de  tratados, como  la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones  Unidas sobre  el Cambio Climático, las instituciones financieras internacionales a nivel mundial y regional y el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja deben apoyar a los países en desarrollo que lo soliciten en la aplicación del presente Marco, en coordinación con otros marcos pertinentes;

f)    El Pacto Mundial de las Naciones Unidas, como iniciativa principal de las Naciones Unidas para la interacción con el sector privado y las empresas, debe involucrarse más y promover la importancia crítica de la reducción del riesgo de desastres para el desarrollo sostenible y la resiliencia;

g)    La capacidad general  del sistema de las Naciones Unidas para prestar asistencia a los países en desarrollo en lo que respecta a la reducción del riesgo de desastres debe reforzarse con la aportación de recursos suficientes a través de distintos mecanismos de financiación, incluidas contribuciones mayores, oportunas, estables y previsibles al Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para  la Reducción de los Desastres, y con el fortalecimiento de la función del Fondo Fiduciario en relación con la aplicación del presente Marco;

h)    La Unión Interparlamentaria y otros  órganos y mecanismos regionales pertinentes  para parlamentarios que  corresponda deben  seguir apoyando y abogando por la reducción  del riesgo de desastres y el fortalecimiento de los marcos  jurídicos nacionales;

i)            La organización  Ciudades  y Gobiernos  Locales  Unidos y otros  órganos pertinentes de los gobiernos  locales deben  seguir apoyando la cooperación y el aprendizaje mutuos entre los gobiernos locales para la reducción del riesgo de desastres y la aplicación del presente Marco.


Medidas de seguimiento


49.   La Conferencia invita a la Asamblea  General, en su septuagésimo período  de sesiones,  a que considere la posibilidad de incluir el examen  de los progresos a nivel mundial de la aplicación del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 como parte de sus procesos de seguimiento integrados y coordinados de las conferencias y cumbres de las Naciones Unidas, en consonancia con el Consejo Económico y Social, el Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible  y los ciclos de revisión cuadrienal  amplia de la política, como corresponda, teniendo en cuenta  las contribuciones de la Plataforma Mundial para la Reducción del Riesgo de Desastres y las plataformas regionales para la reducción  del riesgo de desastre y el sistema de seguimiento de la aplicación del Marco de Acción de Hyogo.

50.   La Conferencia recomienda a la Asamblea  General que establezca en su sexagésimo noveno período de sesiones un grupo de trabajo intergubernamental de composición abierta, compuesto de expertos nombrados por los Estados Miembros y con el apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas para  la Reducción del Riesgo de Desastres, con participación de los actores pertinentes, para  que elabore  un conjunto de posibles indicadores orientados a medir los avances  que se realicen a nivel mundial en lo que respecta a la aplicación del presente Marco combinado  con la labor del Grupo Interinstitucional y de Expertos  sobre  los Indicadores de los Objetivos de Desarrollo  Sostenible. La Conferencia también recomienda que  el grupo  de trabajo examine  las recomendaciones del Grupo Asesor Científico y Técnico de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres sobre  la actualización  de la publicación titulada  “2009 UNISDR Terminología sobre Reducción del Riesgo de Desastres” a más  tardar en diciembre  de 2016, y que  se presenten los resultados de su labor a la Asamblea General para su examen  y aprobación.


Informa:
Centro de Capacitación y Prevención para el Manejo de Emergencias y
Medio Ambiente  SOSVidasPeru Desde 1990 prevencionpe@yahoo.com



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