Las emergencias y desastres generan consecuencias
físicas, sociales y psicológicas, una de ellas es el estrés, que se manifiesta
en diversos grados en las personas, las familias, las comunidades y las
culturas.
A las consecuencias
de tipo emocional que se deriva de la desorganización social y física de una
comunidad destruida por un desastre que se pudo prevenir, se le ha denominado
Segundo Desastre, porque sus secuelas duran mucho y pueden llegar a interferir
con el desarrollo socioeconómico posterior.
En tal sentido
podemos decir, que ha menudo los desastres son tratados desde el frío espectro
de los números, valorándose las pérdidas en millones de Nuevos Soles o dólares,
con esto se nos quiere dar a entender la gravedad del desastre; pero para los
académicos y las personas que trabajan en el mundo de la Gestión de Riesgo de
Desastres lo más importante es el grado
de sufrimiento humano de las víctimas.
El comportamiento
humano varía de acuerdo a cada fase de la emergencia y como tal debe ser
estudiado.
FASE ANTES DE LA EMERGENCIA
Juega un rol
importante la futura conducta de las personas en el momento del impacto de la
emergencia, si se ha participado en simulacros y/o simulaciones, en cursos y
conferencias relacionados a la mitigación o reducción de emergencias, se estará
lo suficientemente sensibilizado para saber que hacer en el momento requerido y
por lo consiguiente la finalidad principal de los simulacros y/o cursos es
aumentar la conciencia de peligro, facilitar la sensibilización, incrementar la
confianza en las capacidades de actuar ante un evento improvisto y de afrontar
la situación y disminuir la incidencia y la magnitud de reacciones psicológicas
negativas.
La Preparación
En la etapa de advertencia se dan una serie de pasos
que siguen aproximadamente la siguiente secuencia.
Escuchar la
advertencia.
Entender el
contenido del mensaje.
Tener fe en que la
advertencia es creíble y exacta.
Personalizar la
advertencia con uno mismo.
Confirmar que la
advertencia es real y que otros están prestando atención.
Responder tomándose
las medidas de protección.
Las investigaciones
señalan que las personas rara vez responden de manera inmediata en cuanto
escuchan una advertencia a no ser que el peligro sea evidente, de la misma
forma no todas las personas siguen ciegamente las indicaciones que se les
imparten.
Conclusión
Solamente la
preparación y los simulacros garantizan que la población tome conciencia de su
papel activo frente a las emergencias y sepa que hacer frente a ellas, salvando
sus vidas y la de sus semejantes, es importante que este se realice de forma
periódica hasta formar parte de la cultura de prevención de una comunidad.
Los mensajes de
alerta deben ser emitidos en forma clara comprensible y en el lenguaje propio
de cada zona, no se debe de esperar que las personas respondan inmediatamente
por lo que estos deben ser reiterados.
La Advertencia
EL ESTRÉS
Los desastres y las
emergencias de cualquier índole son acontecimientos que rompen la vida
cotidiana de las personas, estas situaciones provocan en las personas estados de
alteración en su organismo y en sus emociones que de no ser controlados pueden
desencadenar problemas físicos y/o mentales; a este estado de alteración se le
denomina estrés.
El estrés no es una
enfermedad pero debe ser atendida de manera pronta y adecuada cuando se llega a
presentar. Así se podrá no solo prevenir alguna complicación, sino también
encausar su potencial en favor de la persona o el grupo controlando el pánico
colectivo.
REACCIONES ANTE
EMERGENCIAS
Explicamos que cada
persona puede reaccionar de diversas maneras ante un estímulo, por razones,
entre otras, de índole psicológica, biológica; social de ambiente. Estas
reacciones pueden ser de:
Fuga: Cuando la persona
huye del agente que le provoca el estrés.
Agresión: Aquí se observa a
la persona optando por una de las siguientes conductas: luchar fuertemente
contra lo que considera la amenaza y le crea peligro (combate el fuego); o la
persona proyecta su agresión a otro objeto o persona, que no es la que
verdaderamente le está ocasionando problema (durante la erupción volcánica una
persona regaña fuertemente a otra sin justificación o le da un puntapié a una
mesa que se encuentra cerca).
Protección: La persona al
verse en peligro busca protección inmediata, sea esta protección física (colocarse
bajo un escritorio ante un terremoto) psíquica (se busca de apoyo moral,
consejo, o alguna manera de exponer el problema a otras personas) o espiritual
(se confiesa, reza o busca a un sacerdote, pastor u orientador espiritual).
Acomodo: La persona busca
la manera de sobrellevar el problema, de acomodarse a las circunstancias. Esto
se logra entrenándose para sobrevivir a pesar de las circunstancias o creyendo
que pueden continuar así sin correr mayores peligros (falsa valentía) ignorando
sus propios temores.
Resistencia: La persona se
resiste a aceptar su realidad, sus limitaciones, sus peligros. Esto provoca
mayor riesgo a la persona no solo por exponerse a ser afectada por el hecho
violento que la amenaza, sino también por limitar las posibilidades de
desahogar sus sentimientos, deseos y pensamientos, actitud que le puede
producir trastornos mentales o psicosomáticos importantes.
SIGNOS DEL ESTRÉS
Los signos del estrés son conductas y otras
manifestaciones que, generalmente, se observan en personas que padecen estrés.
Entre los más comunes encontramos:
Gritos, llanto,
taquicardia, sudor en las manos, temblor en las piernas, inmovilidad, se aferra
a otra persona, dificultades en el habla.
Durante la emergencia
Después de la emergencia
Insomnio,
irritabilidad, pérdida de apetito, chuparse el dedo en edades no acostumbradas,
mojarse en la cana, sufre sobresaltos, se distrae fácilmente, aislamiento,
demanda excesiva de compañía, agresividad, dificultad para concentrarme, poco
interés por lo que le rodea, llora fácilmente, se ve triste la persona, no
controlar los esfínteres, desobediencia, baja el rendimiento, desinterés,
manifiesta ideas suicidas, otros.
Cabe señalar que
"los efectos del mal manejo del estrés en el organismo son proporcionales
a la intensidad de la situación y a la duración de la misma...". Es
importante explicar que el suceso catastrófico tendrá significados diferentes
para cada persona; igualmente pueden ser diversas las formas de reaccionar. La
duración de los signos y los síntomas también varían de una persona u otra.
Las personas, como
grupos, se ven afectadas por el estrés. Los grupos humanos pueden reaccionar de
manera "masiva" ante una emergencia. Estas masas humanas que
generalmente reaccionan de manera desordenada e irracional pueden convertirse
en un grave peligro para los individuos y para otros grupos. El grupo-masa
tiene reacciones inimaginables, como pueden ser también las consecuencias de
esas reacciones. "Todo individuo cuando se incorpora a un conglomerado,
piensa y obra de un modo absolutamente inesperado a como actuaría
individualmente.
El personal de un
centro educativo debe considerar la posibilidad de que ante una emergencia para
la cual no se está preparado, la población estudiantil podría reaccionar como
grupo-masa mostrando comportamientos negativos y quizás incontrolables.
Esta posibilidad
plantea retos lógicos en el área preventiva y de preparación para casos de
emergencia.
Como se ha visto
anteriormente toda persona está expuesta a distintos grados de estrés sin
distingo, entre otras variables de sexo o edad. Sin embargo, "Los niños y
jóvenes son especialmente afectados pues su precario desarrollo emocional y
social no les permite enfrentarse en forma adecuada a la situación imperante".
Esta situación de
vulnerabilidad que sufre los niños y los jóvenes ante acontecimientos para
ellos inesperados e inexplicables enfrenta a maestros y a las madres y padres
de familia a "trabajo extra" cuando hay emergencias en las que se
afectan a los niños y jóvenes.
No es necesario un
hecho de grandes dimensiones para que se puedan presentar casos de alto grado
de estrés. "El hecho exterior no necesariamente tiene que ser de gran
magnitud (en cuanto al daño, ni en cuanto al número de víctimas), más bien
depende de la manera en que el grupo es afectado".
RECOMENDACIONES PARA LA PREVENCIÓN Y EL CONTROL DEL
ESTRÉS
Estas
recomendaciones van orientadas a personas que trabajan con grupos de niños o
jóvenes que asisten a centros educativos. Sin embargo, podrían ser aplicables a
grupos de adultos y personas de la tercera edad.
Las recomendaciones
no pretenden sustituir, en lo más mínimo, la posibilidad de la intervención de
un especialista en el campo de la psicología, más bien, si los casos son
serios, se pretende alertar al maestro sobre la necesidad de remitir al
estudiante a un especialista, siempre que sea posible y que la situación lo
amerite.
Se desea con estas
medidas, fomentar la prevención-educativa, más que estimular la práctica de
procedimientos terapéuticos inmanejables para personas no especializadas.
Durante una
emergencia, las personas y en especial los niños y jóvenes, se ven muy
afectados en el área emocional. Es frecuente la presencia en ellos de actitudes
y conductas vinculadas a altos grados de estrés.
La tarea del
personal de los centros educativos y las madres y padres de familia es prevenir
esos estados, mitigarlos o, reconociendo oportunamente que la situación es
grave, remitirlos a un especialista.
Las siguientes
recomendaciones pretenden ofrecer un apoyo respecto a la delicada tarea de
trata el estrés, en niños y jóvenes en casos de emergencia o desastre.
Las tareas antes de
la emergencia deberán ser de prevención y de preparación. De prevención en el
sentido de crear en el aula un ambiente positivo, de buenas relaciones
interpersonales en las que el estudiante se sienta bien, especialmente en lo
emocional. O sea que el aula no genere estrés o posibilidades de estrés en los
alumnos.
La comunicación
sincera y efectiva entre los miembros del grupo, el respeto mutuo, la creación
de un ambiente que le ofrezca al estudiante oportunidades para su
autorrealización y el autoestima, dan confianza y ayudan al desarrollo y a la
estabilidad emocional de los estudiantes.
También ayudará a
la prevención, las oportunidades escolares que permitan que los niños, que
sufren estrés o problemas emocionales provocados en el hogar o en otros
ambientes, vean la clase y al centro educativo como un lugar donde exponerlos y
recibir un trato de especial atención y consideración.
Todo esfuerzo de
prevención o de atención a casos graves que se hagan en los centros educativos
antes de una emergencia, ayudarán a evitar situaciones muy difíciles de
controlar en el momento o después de la emergencia.
"Las personas
presentan mayor número de trastornos psicológicos de acuerdo a su estado previo
al evento desastroso. Aquellos que tienen cualquier tipo de afección no tratada
o no resuelta desde antes de la catástrofe tienden a manifestar dichas
reacciones en forma más marcada".
Si bien es cierto
no podemos comparar el estrés con reacciones complejas de orden de trastornos
psicológicos, resulta claro que quien esté mal emocionalmente desde antes de
una emergencia será más afectado en los momentos en que debe enfrentar
situaciones difíciles.
La preparación emocional desde antes de una emergencia
está vinculada con tareas de prevención de emergencias que permitan al estudiante: Conocerse a sí
mismo y sus reacciones
Autoayuda
Sesiones de autoevaluación
de la participación del niño o el joven en determinadas actividades.
Sesiones de
evaluación, en pequeños grupos, del desempeño y reacciones en actividades
planeadas por el docente.
Elaboración de
composiciones literarias sobre diversos temas que reflejen sus sentimientos y
pensamientos.
Otros.
Conocer los
fenómenos naturales que pueden provocar desastres (causas-efectos).
Análisis, en clase,
de fenómenos naturales que los alumnos hayan experimentado.
Estudio con el uso
de material audiovisual, de los fenómenos naturales más comunes en el país y la
comunidad.
Investigaciones
bibliográficas sobre diversos fenómenos naturales.
Conocer hechos
provocados por el ser humano que pueden conducir a un desastre
(Causas-efectos).
Reunión para analizar
desastres en el país la región y su comunidad, identificando causas y efectos.
Visitar zonas que
fueron afectadas por desastres.
Visitas para
observar fuentes de amenaza naturales o caudadas por la acción del ser humano.
Conocer los riesgos
y recursos de su contexto
Realiza ejercicios
de evaluación de riesgos y recursos, desde el aula hasta la comunidad, por
medio del reconocimiento directo.
Elaborar
inventarios de amenazadas y vulnerabilidad
Elaborar listas de
recursos.
Participar en
planes de prevención de emergencia y familiares para casos de emergencia
Sesiones de estudio
del plan escolar para emergencias
Participar en
brigadas o colaborar con ellas, en el cumplimiento de sus tareas.
Reuniones
familiares para la elaboración del plan familiar para emergencias.
Durante la emergencia
Lo que se haya logrado en las tareas de prevención y
preparación repercutirá, lógicamente, en los momentos en que ocurre el evento
desastroso.
En esta etapa es recomendable lo siguiente:
Que el docente por
medio de sus actitudes y conductas, le dé un buen ejemplo a los estudiantes.
Entre esas
actitudes del docente está el mantener la calma, inspirando seguridad y
confianza a los alumnos.
Dar recomendaciones
sencillas, concretas y claras.
Se debe orientar a
los alumnos de acuerdo con lo establecido en el Plan de Emergencias.
Se debe ser
tolerante y comprensivo.
Después de la emergencia
Inmediatamente
después de concluido el evento, el docente debe observar el estado general
tanto físico, como en este caso emocional del grupo, para tomar decisiones.
Estas decisiones
deben incluir, entre otros aspectos, el apoyo psicológico a los estudiantes.
Para lo anterior, es necesario poner en ejecución un plan de acción inmediato
que ".. en virtud de que responda a una situación crítica debe ser buena,
inmediata y abarcar el mayor número de individuos, tratando problemas globales
y grupales; esto es preferible a una terapia individual y a largo plazo,
utilizando técnicas y dinámicas grupales que enfoquen problemas comunes del grupo.
Una charla o plática en grupo en esos momentos puede ser más efectivo que
hablar con una sola persona".
De la cita anterior
se comprende la necesidad de trabajar después de la emergencia en grupo y con
el grupo cara a cara.
Si el estado e post-emergencia
es corto y en poco tiempo los alumnos retornarán al aula o a la casa, entonces
conviene organizar juegos, rondas, cantos o desarrollar pequeñas técnicas de
dinámica de grupo.
ACTIVIDAD DE RECUPERACIÓN
Si se dispone de más tiempo y la situación lo amerita,
entonces es posible hacer actividades de recuperación que se orientarán en tres
sentidos:
De estructuración cognoscitiva:
Aquí se discute y
aclara al grupo lo que sucedió "Cualquier cosa que pueda hacer el adulto
para explicarle, familiarizarle y evitar la ambigüedad va a ser muy
útil...".
La base del trabajo
en este punto consistirá en una discusión sobre lo que sucedió; de esta manera
pueden superarse ideas distorsionadas, fatalistas o prejuicios de los
estudiantes producto de una análisis objetivo, realista y científico de la
situación.
Seguidamente se
transcribe un listado de actividades que ayudará en esta fase:
Forme grupos
pequeños (15 a 20 niños) y (10 a 15 jóvenes) y siéntelos en círculo.
Que cada niño joven
exprese y discuta sus propias experiencias durante y después del desastre.
Déjelos hablar libremente de lo que vieron, de lo que sintieron.
Ayude a cada
persona a reconocer y a darle nombre a lo que más le produjo o produce miedo.
Emplee con los
alumnos un lenguaje que comprendan. Trate de reducir misterios acerca del
desastre. Si tiene láminas o ilustraciones para mostrar a los estudiantes dónde
se origina y por qué, serán de mucha utilidad.
Busque signos en
los estudiantes que puedan tener conexión con el miedo y la ansiedad. Hágales
saber que el miedo que sintieron es normal; lo sintieron todas las personas que
vivieron el desastre.
Ayude a cada alumno
a enfrentarse gradualmente a las consecuencias del desastre, permitiéndole
experimentar verbalmente de nuevo el impacto.
Organice juegos en
los que los estudiantes reproduzcan el desastre, y actúen sus propias
experiencias con muñecos.
Organice proyectos
de grupo en los que los alumnos tomen en cuenta toda la información disponible
de lo ocurrido, que junten recortes de periódico, hagan modelos a escalas,
dibujos.
Anime a los
estudiantes a organizar juegos nuevos relacionados con el desastre, y dibujar
laberintos para rescatar víctimas, construir rompecabezas con fotografías
recortadas de las consecuencias del desastre.
Permita que las
personas expresen verbalmente, con juegos, en dibujo o por escrito sus
experiencias en relación con el desastre, pero si presentan una idea
distorsionada corríjala, explicándoles por qué no es así.
Qué no se debe hacer
Ridiculizar al
alumno al reírse de su ansiedad o miedo (si se comporta "aniñado", o
muestra alguna conducta regresiva no le llame la atención, haga énfasis en el
contenido de lo que el alumno exprese).
Ridiculizar la
expresión de miedo misma. Es una emoción real y humana, nadie debe sentirse
avergonzado por sentir miedo.
Burlarse de un
estudiante por hábitos que tengan conexión con ese miedo (éstos tienen un
propósito real que es el de aliviar el miedo).
Mentir a los
estudiantes acerca de que no hacen nada los terremotos, los maremotos, huaycos,
inundaciones, etc., que no pasa nada. (Es importante que el alumno conozca los
efectos de muerte y destrucción de un desastre: él ha visto cómo reaccionan los
adultos significativos en su vida, si se le miente encontrará una gran inconsistencia
entre lo que le dicen y lo que vió)"
De Apoyo
En esta actividad
se pretende animar y estimular positivamente al estudiante. La presencia física
del docente o de otro adulto que le inspire confianza al alumno será
importante. Lograr que el estudiante sienta que no está solo y que hay gente
cerca que le puede ayudar, es clave, beneficioso.
Que se puede hacer
en esta actividad
Exprese al alumno
su afecto y su amor por él, acérquese, abrácelo, mírelo a los ojos cuando le
hable, sonría y dígale que le protege y le cuida, aun cuando se considere usted
una persona poco afectuosa. Haga un esfuerzo.
Responda a sus
manifestaciones de miedo.
Hágale sentir que
comprende sus necesidades.
Actúe
optimistamente y hágale ver que la amenaza de peligro se ha disipado.
Si quiere estar
cerca de usted o en contacto directo con usted, permítaselo (cuando el alumno
se aferra a otra persona está expresando en forma apropiada su miedo a la
pérdida del ser querido).
Que no se debe
hacer:
Enojarse con los
alumnos, castigarles o gritarles por manifestar cualquiera de las conductas que
no estén de acuerdo con la situación.
Rechazar al
estudiante que se acerca en busca de protección.
Amenazarles con
dejarles o ya no quererles.
Seguridad en sí
mismo:
Una de las reacciones
de los estudiantes en momentos de emergencia es perder la seguridad en sí
mismo. La misma violencia del evento lo hace sentirse impotente, indefenso e
incapaz.
Ante esto es
necesario que se trabaje con los alumnos tratando de elevarles si autoestima.
El estudiante necesita de adultos que le inspiren confianza en sí mismos y
ánimo.
Lo que se debe hacer
Reconozca los
logros del alumno (lo que haga bien), aunque sean mínimos; ejemplo que le gusta
cómo hizo un dibujo, que terminó toda su comida, etc.
Reconozca sus
aciertos y dígaselo. Dígale cuando tiene razón.
En vez de fijarse
en lo que hace malo incorrecto, fíjese en lo que hace bien y correctamente, y
dígaselo.
Recuérdele
situaciones en las que tuvo algún éxito en la escuela, los deportes, con los
amigos, etc.
Cuando hable al
estudiante con otras personas y él esté escuchando, hable de sus aciertos,
exprésese bien de él.
Que no se debe
hacer
Corregir
constantemente al alumno por no hacer lo que a usted le parece correcto.
Hablarle de sus
defectos.
Insultarle
haciéndole sentir tonto o malo.
Culparlo sin tener
la seguridad de que él hizo algo indebido.
Imponerle por la
fuerza su punto de vista.
Criticarle y
quejarse de él con otras personas estando el alumno presente o pudiendo
escuchar lo que usted dice.
Como se mencionó en
páginas anteriores el docente debe tener especial cuidado en no sentirse
psicoterapeuta ante el estado de estrés de los alumnos. La participación en
estos casos es de apoyo, de elemento catalizador, pero si observan
comportamientos excesivamente inadecuados en el aula, el docente deberá remitir
al estudiante a un especialista.
Esta tarea de apoyo
del especialista al alumno y al centro educativo se le facilitaría al docente
si en épocas anteriores a los desastres se ha identificado y se ha comunicado
con los especialistas en psicología más cercanos.
Lincoln AB:.
Todos quieren ir al cielo pero nadie quiere morir
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