domingo, 26 de agosto de 2018

Primeros Auxilios Psicológicos



La intervención psicológica durante emergencias y desastres ofrece recursos para afrontar situaciones de crisis. Son técnicas basadas a ayudar a todo tipo de población afectada por un incidente crítico, aplicándose en las primeras horas tras el impacto. Con su aplicación buscamos reducir el nivel de estrés y fomentar la adaptación y el afrontamiento a corto, medio y largo plazo.


Las fases de los Primeros Auxilios Psicológicos
La aplicación de los PAP está dividida en ocho fases. A continuación veremos qué hacer y qué no hacer en cada una de ellas.


1. Contacto y presentación
La presentación ante el afectado debe realizarse de una forma no intrusiva, explicando quiénes somos y qué hacemos. No debemos avasallar al afectado, nos mantenemos cerca pero sin ser intrusivos. En este momento la otra persona está en estado de alerta, así que no hay que dejar espacio a incertidumbre, ya que esta puede ser una fuente de miedos.

Un buen acercamiento es la clave para la correcta y efectiva aplicación de los PAP, ya que establece el tono que va a tener toda la relación que va a seguir a esta fase.


2. Alivio y protección
Los afectados deben saber que estamos ahí para cubrir sus necesidades básicas, que estamos ahí para que no se preocupen por más cosas; desde promocionar agua y comida hasta un cargador del móvil o un teléfono con el que ayudar a la reagrupación familiar. De ese modo pueden ir relajándose poco a poco y dejar de temer por la incertidumbre del presente.


3. Contención emocional
En muchas ocasiones los afectados por una emergencia se encuentran en estado de shock, desorientados y desubicados. Nuestra labor como psicólogos de emergencias será orientarlos en el espacio y en el tiempo de una manera no agresiva, adaptándonos a la realidad del paciente.


4. Recogida de información
La forma en la que interactuamos con el afectado es muy importante, debemos hacerlo de manera en la que no se sienta incómodo, así podremos acceder a la mayor información posible para brindar la ayuda más eficaz.

Para ello debemos hablar de forma pausada, explorando todas las necesidades y clarificando la información, además debemos ordenar las prioridades de atención y atenderlas en función de los recursos disponibles. No debemos dar consejos triviales al igual que tampoco trivializaremos las necesidades en función de nuestras opiniones.


5. Asistencia práctica
Antes de nada deberemos anticipar informaciones prácticas útiles de las que quizás las víctimas no son conscientes aún,como dónde están los lavabos, los puntos de reagrupamiento, el avituallamiento… etc.

Ante las preguntas de los afectados con esta información conseguiremos rebajar su ansiedad y cumplimos con el objetivo de satisfacer sus necesidades básicas. Así, la ansiedad deja de acumularse, dado que ofrecemos atención en lo más fundamental.


6. Conexión con la red social de apoyo
Es de suma importancia ayudar a los afectados a conectar de nuevo con su red de apoyo. Ya sea facilitándoles un teléfono con el que ponerse en contacto o, en el caso de que no lo tengan, contactando con las fuerzas de seguridad para requerir su ayuda en esa labor.

Hasta que no haya nadie acompañando a esa persona, preferiblemente de su red de apoyo, no nos marcharemos.


7. Pautas de afrontamiento
La labor más importante será la de normalizar síntomas, muchos afectados creen que además de lo que les ha pasado se están volviendo “locos”, debemos alejar esa idea informando de las reacciones básicas de estrés esperables en las próximas horas y días.

Se les entrena en técnicas de relajación básicas, siendo la respiración diafragmática la técnica de elección, así conseguiremos reducir su nivel de actividad fisiológica y les daremos una herramienta de afrontamiento ante posibles futuros síntomas.

Por el contrario, no deberemos decir que ahora tiene que ser fuerte o valiente; lo único que hacemos con esa afirmación es no dejar al afectado experimentar sus propios recursos de afrontamiento..


8. Conexión con servicios externos
A la hora del cierre de la intervención, como hemos hecho al inicio, deberemos explicar que nos marchamos y cuál va a ser el proceder a partir de ese momento.

No dejaremos solos a los afectados, nos marcharemos cuando llegue la red de apoyo social de la víctima o, en su defecto, nuestro relevo. Además deberemos dar pautas al afectado sobre cuándo y a quién pedir ayuda, conectándola con la red de salud pública.



¿Qué nos ocurre después de un desastre u otro acontecimiento traumático?

La conmoción y la negación son respuestas típicas a los eventos traumáticos y desastres, especialmente en los primeros días posteriores. Tanto la conmoción como la negación son reacciones normales de protección.

La conmoción es una perturbación súbita y a menudo intense que afecta su estado emocional, y puede hacerle sentir aturdimiento o confusión. La negación consiste en no reconocer que ha ocurrido algo muy estresante, o en no reconocer totalmente la intensidad del acontecimiento. Incluso podría sentirse temporalmente paralizado o desconectado de la vida. En la medida que desaparece la conmoción inicial, las reacciones pueden variar de acuerdo a la persona afectada. Sin embargo, estas son las respuestas normales a un acontecimiento traumático:

Los sentimientos se hacen intensos y a veces impredecibles. La persona puede volverse más irritable de lo usual, y su estado de ánimo puede cambiar de forma sin precedentes. Puede sentirse ansiedad o nerviosismo, e incluso depresión.

El trauma afecta los patrones de pensamiento y comportamiento. Se pueden tener recuerdos repetidos y vívidos del acontecimiento. Esas visiones retrospectivas pueden producirse sin razón aparente, y pueden provocar reacciones físicas como taquicardia o sudoración. También se puede confrontar dificultades para concentrarse o tomar decisiones, o sentir confusión con mayor facilidad. Además, se pueden alterar los patrones de sueño y alimentación.

Las reacciones emocionales recurrentes son comunes. Los aniversarios del acontecimiento, como el mes o el año, pueden desencadenar recuerdos desagradables de la experiencia traumática. Estos “desencadenantes” pueden estar acompañados por el temor de que se repita el acontecimiento estresante.

Con frecuencia se afectan las relaciones interpersonales. Se generalizan mayores conflictos, como discusiones más frecuentes con familiares y compañeros de trabajo. Por otro lado, se puede experimentar distanciamiento o aislamiento, y rechazo de las actividades usuales.

Los síntomas físicos pueden acompañar al estrés extremo. Por ejemplo, dolores de cabeza, náuseas y dolores en el pecho que pudieran necesitar atención médica. Además, los trastornos preexistentes pueden empeorar debido al estrés.



¿Por qué las personas responden de forma diferente con el paso del tiempo?

Es importante darse cuenta de que no existe un patrón “estándar” del estrés extreme provocado por experiencias traumáticas. Algunas personas responden de inmediato, mientras que otras experimentan reacciones retardadas que aparecen meses o incluso años después. Algunas sufren efectos adversos durante mucho tiempo, mientras que otras se recuperan con bastante rapidez.

Asimismo, las reacciones pueden cambiar con el paso del tiempo. Algunas personas que han sufrido un trauma se sienten energizadas inicialmente para asumir el reto de enfrentar la situación, para luego sentirse desanimadas o deprimidas.



Varios factores tienden a afectar la extensión de tiempo necesaria para la recuperación, tales como:

El grado e intensidad de la pérdida. La recuperación de los acontecimientos de larga duración que constituyen una mayor amenaza, y en los que se sufre la pérdida de vidas o la pérdida sustancial de propiedad, es mayor.

La capacidad general de una persona para enfrentar situaciones que le afectan emocionalmente. Las personas que han pasado por otras circunstancias difíciles y estresantes pudieran enfrentar el trauma con mayor facilidad.

Otros acontecimientos estresantes que preceden a la experiencia traumática. Las personas que han sufrido otras situaciones que les afectaron emocionalmente, como graves problemas de salud o dificultades relacionadas con la familia, pudieran experimentar reacciones más intensas ante el nuevo acontecimiento estresante, y necesitarían más tiempo para recuperarse.


¿Cómo puedo ayudarme a mí mismo y a mi familia?

Existen varias medidas que se pueden tomar para contribuir a la recuperación del bienestar emocional y del sentido de control luego de un desastre u otra experiencia traumática, como las siguientes:


Dedique tiempo para curarse. Tenga en cuenta que puede ser un momento difícil en su vida. Dedique tiempo a lamentar las pérdidas que ha sufrido. Trate de tener paciencia con los cambios en su estado emocional.


Pida ayuda a las personas más cercanas que puedan escucharle y solidarizarse con su situación. Pero tenga en cuenta que su sistema normal de ayuda pudiera debilitarse si esas personas también han experimentado o han sido testigos del trauma.


Comunique su experiencia en formas que le resulten cómodas, como hablar con familiares o amigos cercanos, o escribir sus impresiones en un diario.


Investigue acerca de la existencia de grupos de apoyo locales, disponibles con frecuencia para aquellas personas afectadas por desastres naturales, o para mujeres que han sido víctimas de violación. Estos grupos pueden ser especialmente útiles para personas con limitaciones en sus sistemas personales de apoyo.

Trate de buscar grupos dirigidos por profesionales adecuadamente capacitados y experimentados. La conversación de grupo puede contribuir a que los afectados por el traume se den cuenta de que con frecuencia, otras personas en las mismas circunstancias experimentan reacciones y emociones similares.


Adopte comportamientos saludables para perfeccionar su capacidad de enfrentar el estrés excesivo. Consuma comidas bien balanceadas y descanse lo suficiente. Si confronta dificultades para dormir, podría encontrar algún alivio con técnicas de relajación. Evite el consumo de alcohol y drogas.


Cree o restablezca rutinas como comer en horas regulares y seguir un programa de ejercitación. Tómese un receso de las demandas de la vida cotidiana dedicándose a pasatiempos u otras actividades agradables.


Si es posible, evite tomar importantes decisiones en su vida como cambiar de carrera o de empleo, pues estas actividades tienden a ser altamente estresantes.


¿Cuándo debo buscar ayuda profesional?

Algunas personas pueden manejar con efectividad las demandas emocionales y físicas provocadas por acontecimientos traumáticos, usando sus propios sistemas de apoyo. Sin embargo, no es inusual que los problemas serios persistan y sigan interfiriendo en la vida cotidiana. Por ejemplo, algunos pueden sentir un nerviosismo abrumados o una tristeza persistente que afecta negativamente su rendimiento laboral y sus relaciones interpersonales.


Las personas con reacciones prolongadas que interfieren en su funcionamiento cotidiano deben consultar con un profesional de salud mental capacitado y experimentado. Los psicólogos y otros proveedores apropiados de cuidados de salud mental ayudan a que conozcamos las respuestas normales al estrés extremo. Estos profesionales trabajan con las personas afectadas por el trauma, para ayudarlas a encontrar formas constructivas de enfrentar el impacto emocional.


En el caso de los niños, los arranques emocionales continuos y agresivos, los problemas serios en la escuela, la preocupación por el acontecimiento traumático, el alejamiento continuo y extremo y otras señales de ansiedad intensa o dificultades emocionales, resaltan la necesidad de ayuda profesional. Un profesional calificado de salud mental puede ayudar a que esos niños y sus padres comprendan y controlen los pensamientos, sentimientos y conductas resultantes del acontecimiento traumático.


Concluyendo

Como conclusión me gustaría resaltar la utilidad en el día a día de los PAP y la necesidad de su entrenamiento en toda la población, al fin y al cabo ¿no conocemos todos técnicas de primeros auxilios como la RCP o la maniobra de Heimlich?


“Cuidemos no solo de lo físico, también de lo mental”

Centro de Capacitación y Prevención para el Manejo de Emergencias y Medio 
Ambiente  SOSVidasPeru Desde 1990 prevencionpe@yahoo.com





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